FM Conquista de lo maravilloso, fuente de
conocimiento, iluminación en estado puro, la poesía se caracteriza finalmente
por una verdadera avidez por lo desconocido, exaltación perenne del asombro de
vivir. Por ser la más intensa aventura del espíritu humano, en ella se definen
amor y libertad, se funden lo visible y lo invisible. René Char la considera
“un entendimiento con lo inesperado”. Y de Nietzsche extraemos esta brillante
máxima: “Escribe con sangre y así aprenderás que la sangre es el espíritu”. En
cuanto a ti, ¿cómo te toca la poesía?
CGB Estoy de acuerdo con Ud. de que la poesía es la
aventura espiritual más intensa. Su práctica a la postre ha enriquecido mi
connatural religiosidad. En virtud de la poesía voy de la fe cristiana al
tantrismo, y quizás en adelante hasta la ruta del Islam. Pero, en la realidad
de los hechos, asumo la poesía para siempre a partir de un propósito sencillo,
como un medio de socorro existencial, esto es, como ejercicio catártico para
disipar las angustias en este valle de lágrimas. Más o menos fue así el
comienzo. Luego, poco a poco, descubro el regodearse en el texto, que es el
placer infinito de escribir como una boda de la pluma y la letra. Finalmente,
lo que ya manifestaba antes: por el ejercicio de la poesía lo visible se
convierte en una vía a lo invisible. Creo que en cierta manera así lo
postulaban dos insignes simbolistas: allá, en París, el pintor Odilon Redon;
acá, en Lima, el poeta José María Eguren. Comulgo con las ideas de ambos.
FM De acuerdo con José Lezama Lima, “las influencias no son causas que engendran
efectos, sino efectos que iluminan causas”. A través de este prisma, de esta
visión mágica, iluminada, del poeta cubano, ¿qué libros (o incluso qué autores)
impregnarían tu poesía? ¿Consideras tu obra poética como continuación de alguna
otra?
CGB Quisiera escribir en un estilo neorrenacentista.
Hoy éste es mi deseo, que, estimo naturalmente inalcanzable. Quisiera escribir
con “una imperialista rabia de precisión”, según manifestaba Salvador Dalí,
superando el “americano complejo de inferioridad”, que al decir del poeta
argentino César Fernández Moreno nos impide ser como somos. Las causas
específicas de mi actual interés literario están en el Cancionero de Petrarca y, dentro de esta perspectiva, los versos de
Garcilaso, por ejemplo. Hasta aquí nunca me he puesto a pensar si lo que hago
es continuación de una obra ajena (tal vez en adelante rumiaré dicha idea). Lo
que puedo reconocer es que en mi discurso poético -osaré llamarlo de esta
manera-, sustentado mayormente en endecasílabos y heptasílabos, veo a veces,
ante mi asombro, que reaparecen frases, ideas fijas concebidas años atrás.
FM Tu primer libro fue publicado en 1958. A él le
siguieron otros diez. ¿Sería posible hoy un balance de esos treinta años de
actividad poética? ¿Qué te ha dado la poesía?
CGB Me resisto a hacer balances, porque esto tiene el
sabor de la cuenta final, que prefiero sea aplicable al actual fin de siglo y
de milenio, pero no para mí. Por cierto, sí tendría que reconocer que la poesía
principalmente me ha dado la posibilidad de estimar que la vida es un misterio
no para solucionarlo sino para vivirlo; y, además, la poesía como un acto
socorrido, más que catártico -a lo cual aludí antes-, ahora como un acto de
compensación, de desquite absoluto. Como apreciará Ud., a estas alturas de la
entrevista, todo lo reduzco siempre a lo mismo. A la verdad, no me preocupa, porque
en el fondo es éste mi modo de ser.
FM ¿Te sientes perseguido por algún tema en
particular? ¿Cuáles son las preguntas más insistentes que Carlos Germán Belli
se viene haciendo a sí mismo en el transcurso de todos estos años?
CGB Lo autobiográfico es mi principal fuente temático,
como tal vez le ocurra a todos. Pero, acaso, la propia forma es lo que más me
ha obsesionado. Por ejemplo, tratar de enseñorearme de los endecasílabos, o las
sextinas, o ampliar gradualmente el molde de las canciones. Probablemente, más
que algún tema en particular, la forma poética es lo que mayor atracción ha
ejercido en mí.
FM ¿Podrías hablarnos de tus relaciones con el Surrealismo?
CGB El crítico rumano Stefan Baciu me definió como
“parasurrealista”, lo que en realidad me halagó. Por otra parte, en el nivel de
las relaciones personales, conservo siempre un recuerdo muy especial de Aldo
Pellegrini -poeta y médico-, a quien conocí en Buenos Aires pocos años antes de
su muerte. Pellegrini es uno de los más notorios difusores de este movimiento
en el ámbito iberoamericano. En cuanto a mi aproximación al Surrealismo, acerca
de lo cual Ud. me pregunta, ha sido más bien instintivamente e incluso de modo
contradictorio. Recuerdo que mi biblioteca juvenil era de índole vanguardista,
esto es, libros mandados a pedir desde Lima, casi al instante de su aparición
en París. Eran mis días de empleado público, y hoy me veo como un amanuense
semidocto, aunque afanoso por entender las arduas cuestiones surrealistas. Creo
que tal afán me enriqueció con las ideas de lo maravilloso, el azar objetivo,
el humor negro, la admiración por la pintura de Dalí, Magritte y Tanguy; y, sin
duda, me sensibilizó en el lirismo de la materia. Pero, a la vez, me afinó
paradójicamente la visión de la vida con sentido trascendental.
FM En tu participación en el Coloquio Internacional
de Madrid (organizado por el Congreso para la Libertad de la Cultura, 1963), el
poeta portugués Mario Cesariny declaró que “aunque prestadas las debidas honras
a la cronología y a la historia, el Surrealismo permanece como la expresión más
joven de la esperanza y de la dignidad de una literatura de nuestro tempo”. En
plena agonía de este siglo, ¿harías tuyas las palabras Cesariny, refiriéndolas,
desde luego, a la literatura peruana?
CGB En este fin de siglo creo distinguir el espíritu
surrealista en algunos de los pintores peruanos más importantes. Igualmente en
el campo de la poesía. Los indicios de esto último podría ser la devoción de
las generaciones recientes por aquellos escritores peruanos de épocas
anteriores asociados al espíritu de ese movimiento. Tesis, epígrafes
entresacados de sus versos, en suma, un interés generacional como si la
expresión de la modernidad debiera tener lo que señala el poeta Cesariny.
FM El apogeo de la modernidad trajo consigo (o nos
emperramos en esto, extraña inercia parida por la perplejidad) la ruptura de la
conexión entre cultura y vida común. El artista moderno oscila entre el adiós
final a la ética y el juramento (secreto) al nihilismo. ¿Te consideras como
protagonista de tu arte y del pensamiento de la época en que vivimos? ¿Crees
(todavía) posible pensar el poema como creación de la comunidad, fusión entre
realidad e imaginario de una colectividad?
CGB Es una pregunta que va al grano. No podría
responderle ahora en las postrimerías de siglo y milenio. Pero, si aceptáramos
que es el fin de la modernidad y que hoy se está produciendo la vuelta a la
alta tradición, que caracteriza -no sé si me equivoque- lo que se llama la
“posmodernidad” o “posvanguardismo”, en esta específica coyuntura sí me
identifico. En cuanto a la última parte de su pregunta, siempre he estado
metido en mis adentros, y en consecuencia nunca me he puesto a pensar que la
poesía pueda ser el resultado de la fusión entre realidad e imaginación
colectiva. Sin embargo, en este momento, me pongo a pensar que nuestro reino
interior es sólo parcela de un reino mayor, que pertenece a todos. La pequeñita
alma individual está unida a la infinita alma colectiva. El sueño propiamente dicho,
los mitos, las tradiciones orales, las frases proverbiales son patrimonio de la
humanidad, y no cosa exclusiva del tipo ensimismado y solitario. Todos somos
hijos de Adán, todos somos vecinos del mismo mundo.
FM Dice Marcuse: “A mí me parece que la cabeza de
Medusa es el símbolo eterno y más adecuado del arte: el terror como belleza; el
terror recogido en la forma gratificante del objeto magnífico”. ¿Qué piensas
sobre esto?
CGB Creo que es la mitad de la verdad. Recién a estas
alturas de mi vida, en estos días, estoy leyendo los Cantos de Maldoror (quizás cumplí fielmente el consejo del maestro
Darío de no leer estas páginas cuando joven). Finalmente, las leo con una
mezcla de admiración y miedo cerval. Creo que es el arte bajo el signo de
Medusa; pero no es todo. Porque, además de Lautréamont, está San Juan de la
Cruz; además del Bosco, Fra Angélico.
FM ¿Qué te queda por decir?
CGB Solamente debo añadir que tengo nostalgia de mi
inveterado laconismo. Porque la aventura espiritual mejor hay que mantenerla en
secreto. Mejor pasar en silencio por el mundo, y que nuestros versos hablen por
nosotros.
[1989]
CARLOS
GERMÁN BELLI (Peru, 1927)
Poemas. Talleres Gráficos Villanueva. Lima. 1958. / Dentro & fuera. Escuela Nacional de
Bellas Artes. Lima. 1960. / Oh hada cibernética! El Timonel. Lima. 1961. / El
pie sobre el cuello. Ediciones de la Rama Florida. Lima.
1964. / Por el monte abajo. Ediciones
de la Rama Florida. Lima.
1966. / El pie sobre el cuello [reúne
todos os livros anteriores]. Editorial Alfa. Montevideo. 1967. / Sextinas y otros poemas. Editorial
Universitaria. Santiago. 1970. / En
alabanza del bolo alimenticio [inclui El
libro de los nones]. Premiá Editora. México. 1979. / Asir la forma que se va. Cuadernos de Hipocampo. Lima. 1979. / Canciones y otros poemas. Premiá
Editora. México. 1982. / Boda de la pluma
y la letra. Ediciones Cultura Hispánica. Madrid. 1985. / Mas que señora humana. Editorial Perla.
Lima. 1986. / El buen mudar.
Editorial Perla. Lima. 1987. / En el
restante tiempo terrenal. Editorial Perla. Lima. 1988. / Acción de gracias. Casa del Artista.
Trujillo. 1992. / Canciones y otros
poemas. Casa el Artista. Trujillo. 1992. / Los talleres del tiempo: poemas escogidos. Visor Libros. Madrid.
1992. / Trechos del itinerario (1958-1997).
Instituto Caro y Cuervo. Bogotá. 1998. / En
las hospitalarias estrofas. Separata
da revista Mapocho. Santiago de
Chile. 1998.
[Escritura
conquistada. Conversaciones
con poetas de Latinoamérica. 2 tomos. Caracas: Fundación Editorial El Perro y La
Rana. 2010.]
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