FM Son palabras tuyas: “Desde 1969,
cuando murió El Corno, mi manera de escribir cambió, como hubiese cambiado
la escritura de cualquiera: con las distintas experiencias vividas, con la madurez,
y con la forma en que el mundo en sí iba cambiando durante esos años. Espero que
ahora mi trabajo sea más maduro, más profundo y más profesional de lo que era entonces.”[1] ¿Qué pasa con tu poesía antes y
después de El Corno? Hoy ¿qué piensas que ha logrado la poesía a través
de la voz de Margaret Randall?
MR Nací en 1936, así que estaba llegando
a los treinta en la época del Corno. Viniendo de Estados Unidos, con
todo lo que esto implicaba a nivel de influencias, corrientes poéticas y panoramas,
los poetas y medios culturales latinoamericanos me dieron muchas cosas nuevas, cosas
que poco a poco - y por veces más bruscamente- incorporé en mi propia voz poética.
Después del Corno me fui a vivir a Cuba, y diez años
después a Nicaragua. Continué escribiendo poesía, por supuesto, y cultivando relaciones
con poetas de muchas partes de América latina y el mundo. Los paisajes y preocupaciones
de la revolución irrumpieron en mis escritos. Tuve cuatro hijos: la maternidad fue
también un elemento importante en mi obra. Los años pasaron, y pienso que, como
para todos nosotros, los acontecimientos en mi vida me hicieron madurar de maneras
distintas. El trabajo de alguien siempre es el reflejo de su lugar en el mundo,
y de la perspectiva que cada quien tiene del mundo en el que vive.
Después de pasar cuatro años en
Nicaragua Sandinista -un país donde la poesía florecía sin cesar, y los poetas estaban
exaltados- regresé a Estados Unidos, y tuve que afrontar una batalla de cinco años
para recuperar mi ciudadanía, y estar autorizada a permanecer en el país que me
había visto nacer. Esta batalla también marcó mi poesía. Tal como la marcó el descubrimiento
tardío de mi homosexualidad (!tenía casi cincuenta años!), y encontré a la compañera
de mi vida, otra artista, alguien con quien sigo feliz después de veinte años de
vida común. El regresar a los paisajes de mi infancia, al desierto de Nuevo México,
con sus profundos cañones y vastos espacios y su luz inigualable, fue también muy
importante para mi creación. Creo que al regresar a casa traje conmigo todos esos
años en América latina, la parte latina de mi ser; así como también llegué
a comprender plenamente de donde vengo, lo que soy, y la relación que tengo con
mi tierra.
Éstos son algunos de los temas
que se encuentran en mi poesía actualmente: la identidad y el lugar, una visión
feminista del mundo, una vieja sed de justicia, la maternidad y el hecho de ser
abuela, la sexualidad femenina, posiciones contra la violencia y contra la guerra,
el hecho de envejecer, y un paisaje físico particular.
FM Tus relaciones con los poetas Beat
y con el grupo de Black Mountain, ¿de qué modo todo esto ha influido en tu poesía?
Pienso en una afirmación tuya de que “en mi vida hay hechos que me han marcado más
que la obra de otros poetas”. ¿De qué está hecha tu poesía y cómo la relacionas
con la poesía de los demás, de tu generación?
MR Bueno, los poetas de la Black Mountain
me influenciaron mucho cuando empecé a escribir poesía en Nueva York a finales de
los años cincuenta y principios de los años sesenta - incluso más allá de esa época.
Estuve muy influenciada por William Carlos Williams, quien por supuesto fue un precursor
de la Black Mountain.
También había conocido en la Universidad
de Nuevo México a Robert Creeley, antes de irme de Albuquerque para Nueva York en
1957. La poesía de Creeley siempre fue una influencia, y él y yo fuimos amigos hasta
su muerte súbita el año pasado. En América latina la gente me asocia seguido con
los poetas de la Beat Generation, y es cierto que tenemos lazos de generación. Pero
siempre me sentí más cerca de la poesía de la Black Mountain - aunque estos poetas
eran todos un poco mayores que yo, y nunca pertenecí a este grupo. A medida que
pasa el tiempo, mi voz poética ha sido impactada por mi identidad feminista, por
las voces y las vidas de otras mujeres, de las grandes poetisas cuyos nombres cité
anteriormente.
Es difícil para mí determinar de
qué está hecha mi poesía, sin referirme directamente a los poemas mismos. Espero
que hablen por sí solos, así sabré que han funcionado. En esta ocasión (como no
sé cuál de mis poemas acompañará esta entrevista) puedo decir simplemente que mi
poesía ha estado siempre informada por mi vida, por lo que veo y siento
alrededor. Me gusta que el lector/auditor sienta, experimente el evento del poema,
en vez de que le sea narrado, descrito. Siempre he odiado los versos descriptivos.
Mi poesía refleja mi vida y la de mi generación - un lugar y un momento determinados
en la historia. Su contenido es muy diverso: todo lo que va desde el amor y la nostalgia
hasta el dolor y la frustración, todo, desde un río desierto hasta un evento político.
Quiero que mis poemas sorprendan al lector, y creo que en los mejores casos lo logran.
Lo que más me influenció en el trabajo de los poetas de la Black Mountain fue lo
que me marcó en Williams: un lenguaje frugal y directo, una agudeza, un interés
por las cosas más simples de la vida. Algo muy valioso que nos dejó la Black Mountain
es esta convicción que nada es “no poético”, o inadecuado para crear un poema a
partir de ello.
Cuando dije que en mi vida hubo
cosas que me marcaron más que el trabajo de otros poetas, pensaba en algunos momentos
históricos: el final de los cincuenta en Nueva York, especialmente los pintores
del Expresionismo Abstracto con quienes compartí esos años, la guerra de Vietnam,
la Revolución cubana, la victoria de los Sandinistas, el 68 y mis años en México,
la vida de mis hijos, descubrirme lesbiana, mi compañera, mis nietos. Algunos sitios
culturales antiguos me han estremecido profundamente, lugares como Machu Picchu,
Kee Tseel, Petra, Chichen Itzá, Hovenweep. Estoy trabajando en este momento en un
libro llamado Kee Tseel: meditations on place, que se refiere a la identidad
y el lugar.
Y por supuesto esta la gente, las
tantas personas extraordinarias que he tenido el privilegio de conocer en mi vida.
Son demasiadas para nombrarlas acá. Pero voy a insistir sobre los amigos de la Black
Mountain, particularmente en el padre de mi hijo, Joel Oppenheimer, quién formaba
parte del grupo. Nunca estuvimos casados, y no tuvimos una verdadera relación, pero
al ser el padre de mi hijo es evidente que la conexión entre nosotros era muy fuerte.
FM En qué circunstancia surge El Corno Emplumado? Recordemos el ambiente mexicano
y latino-americano en el cual apareció la revista.
MR El Corno Emplumado surgió a principios de la década
de los sesenta, en la Ciudad de México. Allí nos reuníamos un grupo de poetas -
algunos norteamericanos y otros de América Latina. Nos leíamos los unos a los otros
en el apartamento del poeta beat norteamericano Philip Lamantia. Allí estábamos
Sergio Mondragón, Raquel Jodorowsky, Ernesto Cardenal, Juan Banuelos, Juan Martinez,
Harvey Wollin, Howard Frankl y otros. Los norteamericanos hablábamos algo de español
y los latinoamericanos algo de inglés, pero no lo suficiente para comprender con
profundidad la obra de los demás. Y no era únicamente el idioma lo que nos separaba,
sino que tampoco conocíamos a los poetas más importantes de cada cultura. Todo esto
nos impulsó a crear un foro, un lugar donde podríamos conocernos mutuamente.
Así nació El Corno Emplumado/The Plumed Horn. Concebíamos
de la revista como un matrimonio creativo de la cultura de ambos hemisferios: el
corno por el instrumento musical del jazz norteamericano y las plumas por las culturas
prehispánicas del sur.
Desde el principio buscamos la
independencia. No queríamos ligarnos a ninguna academia. No queríamos publicar a
las “vacas sagradas”. No queríamos permitir que nadie nos controlara. Queríamos
dar cabida a las voces nuevas, la experimentación, la vanguardia. Sergio Mondragón,
Harvey Wollin y yo tomamos en mano el proyecto. Después del primer número Wollin
salió y Sergio y yo nos quedamos hasta los últimos números (1969) cuando Sergio
también salió y lo reemplazó el poeta norteamericano Robert Cohen.
El Corno Emplumado vivió casi ocho anos. Regularmente,
cada tres meses, sacamos un número de la revista, de 150 a 300 páginas. Algunos
números se dedicaron a la poesía de un solo país: México, Argentina, Brasil, Colombia,
Finlandia, Australia, India, Holanda, Cuba, Nicaragua, etc. etc. etc. El último
número de cada año lo dedicamos a un solo poeta; era un libro bilingüe. Otras secciones
de la revista también las tradujimos. Con los años también publicamos algunos libritos
de poesía bajo el sello del Corno Emplumado… 20 en total.
La revista siempre fue una lucha.
Casi siempre la hacíamos dos personas, a veces con un poquito de ayuda de otros
compañeros. Pero fundamentalmente éramos Sergio y yo: leyendo manuscritos, respondiendo
a cartas de todas partes, escogiendo la obra que publicaríamos, vendiendo anuncios,
pidiendo ayuda financiera de distintas organizaciones, cuidando la impresión, y
distribuyendo la revista terminada. Cuando salía un número, nos sentábamos en el
piso de nuestra salita y hacíamos los paquetes de ejemplares para después enviarlos
por el mundo.
Fue un proyecto muy grande, y muy
bello. Se volvió una especie de “institución”. A través de los años El Corno Emplumado publicó a jóvenes quienes con el
tiempo se hicieron famosos - en algunos casos sus primeros poemas publicados aparecieron
en las páginas de nuestra revista.
La revista se distribuyó en todo
el mundo. Mandamos 5 ejemplares acá, 15 allá, más a las grandes metrópolis. En cada
país hubo un poeta joven quien se encargó de la distribución. Con el tiempo logramos
formar una enorme red.
FM ¿Qué relaciones pueden establecerse
entre El Corno Emplumado y su antecedente más directo, la
revista Poesía de América?
MR Poesía de América , junto con otras revistas literarias
de su tiempo le proporcionaron al Corno Emplumado un modelo, una inspiración, un
ejemplo de revistas que podían ser hechas. Los grandes proyectos nunca surgen de
la nada. El Corno, como todos esos proyectos similares, no hubiera podido
ser posible sin esos antepasados.
FM ¿De qué modo se reflejaba en la
revista la situación política entre los Estados Unidos y México, ya que El Corno Emplumado fue creado por poetas de ambos
países?
MR El ambiente en México en aquellos
años (1961-68), como en toda América Latina, fue ágil, apasionado, turbulento. Hubo
mucha creatividad, mucho intercambio. Y mucho rechazo a los dogmas oficialistas
y a los gobiernos represivos. Cuando en el año 1968 estalló en México el movimiento
estudiantil, la revista tomó partido al lado de los estudiantes. Cesó todo el apoyo
económico que teníamos. Luchamos por sobrevivir, pero finalmente tuvimos que cerrar.
Cayó también una represión política sobre mi persona, y tuve que salir, con mi compañero
y mis hijos, de México para Cuba.
FM ¿Qué importancia tuvo en el Movimiento
Nueva Solidaridad y cuál es tu recuerdo del 1º Encuentro Americano de Poetas?
MR Mis recuerdos del Primer Encuentro de Poetas de 1964
son muy vívidos aún, pero estoy segura que los años los han atenuado de alguna manera.
El ambiente era eléctrico. Recuerdo que todos estábamos muy entusiasmados, ¡creíamos
que todo era posible, sólo con desearlo! Estábamos dispuestos a trabajar con ese
fin, y lo hicimos: ferozmente. Recuerdo que hubo varias convenciones en la Ciudad
de México en Febrero del 64 - creo que una de ellas era de psiquiátras, o cardiólogos,
algo así. Pero nuestro encuentro figuraba en todas las portadas de los periódicos
más importantes, lo que nos parecía totalmente lógico. Recuerdo las lecturas en
el Bosque de Chapultepec, en un rincón del parque donde había estatuas de Don Quijote
y Sancho Panza. Cuando ví, hace poco, el film “El Corno Emplumado: una historia
de los sesenta”, pude ver que esa parte del parque es bastante pequeña, un simple
círculo con algunas bancas. En el film, se puede ver a Sergio Mondragón mirando
de manera melancólica a través de un portón cerrado. !Pero en mi memoria sigue siendo
un lugar enorme, lleno de poetas de todas partes de América!
Otra cosa que caracterizó esa época
era la generosidad de espíritu que dominaba todo lo que emprendíamos. Los poetas
que vivíamos en la Ciudad de México abrimos nuestras casas y nuestros corazones;
poetas de tantos países durmieron en el piso de nuestros cuartos, comieron en nuestra
mesa, vivieron con nosotros durante toda esa semana gloriosa. Queríamos conocernos,
e hicimos que todo eso ocurriera.
FM ¿Hay alguna relación entre Surrealismo
y Beat Generation? ¿De qué modo percibieron ustedes esta relación? Pregunto esto
porque pienso que la configuración de las vanguardias en América latina en los años
60 posee una mezcla de estos dos movimientos.
MR Nosotros éramos jóvenes, llenos
de inconformidad, pasión y esperanza. Creíamos que la poesía podría cambiar el mundo.
Con el tiempo, algunos de nosotros llegamos a tener una visión más política, de
izquierda. Nos adherimos a los movimientos de lucha frontal del continente. Otros
se volvieron místicos, estudiantes del budismo Zen, etc. etc.
FM Pero ahora todo ya pasó y nosotros
podemos mirar a la distancia con ojos críticos. Siempre pienso en la famosa antología
de los poetas vivos de Aldo Pellegrini.[2] En su prólogo no se refiere a la
gente de El Corno, no hay mención siquiera a la revista. ¿Uno puede pensar
que se trata de un tipo de ortodoxia del surrealismo, encarnada por Pellegrini,
de no aceptación de la Beat Generation? O hay otros motivos para tan significativa
ausencia?
MR Bueno, no conozco la antología
de Pellegrini, no puedo realmente opinar sobre el hecho que El Corno no sea mencionado. Claro que la
manera en que percibimos ciertos proyectos en un momento difiere de la manera en
que los vemos retrospectivamente. Mientras estuvo El Corno, hubo muchos escritores a quienes
les gustaba la revista, otros que pensaban que era demasiado política o demasiado
ecléctica, otros que por el contrario pensaban que no era lo suficientemente política
o ecléctica... ¿quién sabe? Por veces esas críticas reflejan verdaderos problemas,
por veces es simple envidia. En todo caso nunca ví al Corno como un simple reflejo de la Beat
generation y de sus poetas. Publicamos algunos poetas Beats, por veces por la primera
vez en español. Por otro lado la revista publicó muchas obras que no eran Beat,
que representaban diversas escuelas y grupos e intenciones.
FM Y seguimos mirando a la distancia…
Sale por Alianza Editorial de Argentina, en 1999, un largo volumen dedicado a la
comprensión de América Latina a través de sus revistas. Es un libro preparado por
Saúl Sosnowski.[3] No se menciona allí una línea acerca
de El Corno Emplumado. Hay más: excepto por la peruana Amaru y la argentina El Escarabajo de Oro, no se habla más nada de los años
60. Es una zona fantasma en la comprensión de la Historia que este libro evoca.
Lo que pregunto es: ¿qué tipo de historia estamos escribiendo hoy, o sea, de qué
manera estamos traicionando la historia de nuestras vidas?
MR Estoy de acuerdo contigo. Esto
ha ocurrido también en los Estados Unidos. No solamente en lo que se refiere a la
poesía, las artes, pero en cuestiones de política, de valores. Muy seguido se evita
tratar de los años 60, se esquiva o se deforma el tema de esta era, tal vez por
ignorancia. O porque es demasiado peligroso. O muy complejo. Muy confuso. Y resulta
más fácil aceptar la versión académica (terriblemente equivocada), pulida, o bien
la que haya tenido más resonancia mediática. Por ejemplo, que los Sesentas fueron
una década de drogas y comportamiento extravagante, falta de moral y locura generalizada.
Por supuesto esto está muy lejos de la realidad. Pienso que los años sesenta, en
Estados Unidos y otros lugares del mundo, fueron un período en el cual los jóvenes
se unieron contra la mediocridad, la hipocresía, el conformismo. Algunos habíamos
crecido bajo el Macartismo. Habíamos encontrado nuestra voz y la estábamos usando.
Denunciamos la corrupción de Estado, la violencia inútil, la guerra injusta, el
racismo, el sexismo, y tantas cosas más. Hablamos y cantamos y bailamos y gritamos
estos rechazos. Y no era un simple rechazo: teníamos una visión de cambio. Tal vez
en uno o dos siglos, si seguimos por acá, se pueda tener una mejor percepción de
la época.
FM Lo que planteo ahora es un aspecto
muy delicado. Entre los números de El Cuerno dedicados a la poesía un solo país,
hay uno dedicado a Brasil. Pero en verdad, como dijo Sergio Mondragón, es “una antología
de ‘poesía concreta’ en una presentación que hizo desde Brasil el poeta Haroldo
de Campos”.[4] Bueno, esto no es representativo
de la poesía brasileña de aquel momento, que pasaba por una efervescencia muy peculiar,
mezclando los poetas de facción política, invencionistas, existencialistas, beatniks, surrealistas
etc. Lo que pasa es que el Concretismo siempre ha sido un tipo muy particular de
vanguardia académica, si es posible. Son antípodas de todo cuanto se creía entonces
en términos de relación entre vida & creación artística. Lo que entiendo es
que había un riesgo en abrir demasiado las puertas de la amistad poética internacional,
pero un riesgo esencial. Mi pregunta es si ustedes tuvieron después información
acerca de lo que trato aquí, y no solamente referente a Brasil.
MR Me alegra que preguntes esto. Pero
sería mejor dirigirse a Sergio Mondragón. Desafortunadamente,
a medida que la revista avanzaba, Sergio se volvió responsable de la parte en español,
y yo de la parte en inglés. Y a medida que empezamos a diferir en nuestras preferencias
y opiniones políticas, El Corno se volvió casi dos revistas
en una sola. No sé si Sergio creía que la Poesía Concreta era emblemática, o una
simple manifestación de lo que ocurría en Brasil en la época, No sé ni siquiera
si creía presentar una simple fase de la poesía brasileña, o una pequeña antología.
Como dije, sería mejor dirigirse a él directamente. Debo decir también que El Corno, a final de cuentas, fue creado
por dos seres humanos. Teníamos contactos en los diversos países, y solíamos aceptar
lo que ellos nos propusieran como la verdad. No podríamos hacer de otra manera.
FM Todo este valioso trabajo de ustedes,
en el sentido de buscar otras voces en todo el continente, ¿de qué manera era recompensado?
¿Cómo las demás revistas publicadas en otros países latino-americanos reaccionaban
a esto? ¿Cómo se divulgaba fuera de México la poesía de los directores de El Corno Emplumado?
MR Mientras vivía, El Corno era una de muchas revistas y proyectos
similares a lo largo del continente. Eco Contemporáneo en Buenos Aires, El Techo de la Ballena en Caracas, Los Tzántzicos en Quito, El Pájaro Cascabel también en Ciudad México, por nombrar
unas pocas. Todos nos comunicamos, nos llegamos a conocer, intercambiamos ideas
y obras.
FM ¿De qué manera ha cambiado la actitud
de los agentes de esas vanguardias de los años 60, sabiendo que todos estuvieron
ligados a los comienzos de The Plumed Horn?
MR Hoy en día, mirando hacia atrás,
creo que todos los que estuvimos ligados al Corno Emplumado recordamos ese período con mucho
amor, mucha gratitud, mucho cariño. Existe una película: El Corno Emplumado: Una Historia
de los 60, que es una co-producción
danesa y mexicana. Salió el año pasado. Es excelente, y en ella hablan varios poetas
que publicaron en la revista. Todos coinciden en que esos años nos cambiaron nuestras
vidas.
FM El documental de Anne Mette Nielsen
y Nicolenka Beltrán es fundamental. Pero me preocupa su difusión. La historia no
está hecha por sus aspectos esenciales sino por su capacidad de difusión. Cuéntanos
de la preparación de este DVD.
MR Habría que preguntarles a las dos
personas que hicieron el film. Como Sergio y yo en los sesentas, Anne Mette y Nicolenka
trabaron con muy pocos medios financieros. Siguen teniendo muy poco apoyo económico,
aún después de hacer una película que me parece muy buena. Espero que el DVD pueda
viajar por todos lados, y espero que la gente y las instituciones de países diversos
pidan copias, y le den la distribución que merece. Pero viendo los recursos tan
limitados durante la producción del film, dudo que ésto ocurra. Y es una lástima.
Recientemente fui a la Universidad
de Arizona en Tucson por diversas razones, entre las cuales la presentación de la
película, seguida de una pequeña discusión con los asistentes. Había mucha gente,
pero la mayoría nunca había oído hablar del Corno, y sabían muy poco de los movimientos
literarios o políticos en la América latina de los años sesenta. Pero les encantó
el film, y la discusión fue muy interesante. No sólo querían oir más de esa época,
sino que también hicieron la relación con lo que ocurre actualmente. Fue muy excitante.
FM ¿Cómo son tus relaciones con Thelma
Nava y Claribel Alegría en un sentido de defensa de la presencia de la mujer en
nuestras sociedades? ¿Qué otros nombres y aportes se pueden aquí referir?
MR Thelma Nava y Claribel Alegría
son grandes amigas mías, mujeres que considero como muy cercanas desde hace mucho
tiempo. Sigo en contacto con ambas, y especialmente con Thelma comunicamos muy seguido.
Admiro sus vidas y su trabajo, y las considero como luminarias de la poesía de su
generación, no sólo entre las mujeres - aunque las dos sean, como afirmas, buenos
ejemplos de la presencia de las mujeres en la creación poética. Quiero agregar los
nombres de otras mujeres poetas que viven aún: Joy Harjo, Adrienne Rich, Gioconda
Belli, Marilyn Bobes, Sandra Cisneros, Luci Tapahonso, Minnie Bruce Pratt, Daisy
Zamora, Alice Walker, Idea Villariño, Cecilia Vicuña… Podría continuar a nombrar
a muchas más. Y hay mujeres extraordinarias que hemos perdido recientemente: June
Jordan, Pat Parker, Milagros González… Corro el riesgo de ofender a todas aquellas
que no he mencionado, pero no importa pues pienso que uno nunca debe cansarse de
hablar de nuestras grandes mujeres poetas, que deben trabajar mucho más que sus
colegas hombres, para ser reconocidas, !e incluso para tener un tiempo para escribir!
FM En una entrevista que hice a Pablo
Antonio Cuadra, me dijo: “Nuestra revolución se pudo hacer porque iba adelante abriéndole
camino una poesía y un canto. Luego la revolución fue desviada alevosamente: de
tales desvíos anti-poéticos está llena la prosa de la historia. Por eso Hispanoamérica
hace su historia dando bandazos entre la Utopía y el Exilio.” Hablaba naturalmente
de la revolución en Nicaragua, concluyendo que “Todo esperábamos que se abriera
una nueva época, pero solamente se cerró la anterior. Parece que las grandes épocas
creadoras no son revolucionarias sino pre-revolucionarias.” En otra entrevista,
Ernesto Cardenal lo contesta: “Mi primo hermano Pablo Antonio
Cuadra, a quien yo admiré y quise mucho antes, aunque después nos separó la revolución,
desgraciadamente tuvo una involución y adversó la revolución sandinista. Él no fue
revolucionario sino pre-revolucionario, y por eso niega la creación de las revoluciones.” Pero D. Pablo no niega la creación
de las revoluciones. Sus palabras son solo referentes a la revolución en su país,
y no se trata de una negación sino de una constatación, una confirmación. Conoces
de cerca la realidad cultural de Nicaragua, porque has vivido allí por muchos años.
¿Qué piensas a respecto?
MR Mira, pienso que ambos, Ernesto
Cardenal y Pablo Antonio Cuadra, tienen razón. Pero básicamente pienso que clasificar
la poesía o la energía poética como pre-revolucionaria o revolucionaria es crear
una falsa dicotomía, imponer dos caminos cuando en realidad hay muchas, muchas más
posibilidades. La poesía pre-revolucionaria, cuando funciona, tiene un tipo de energía.
La poesía revolucionaria, cuando funciona, tiene otro tipo de energía. Cada época
tiene sus características, y la mejor poesía de una época refleja necesariamente
esas características - ya sea al adoptarlas o rechazarlas (y en el ámbito poético,
ambas opciones son importantes). No hablo solamente de Nicaragua: esto me parece
cierto en todos lados. La buena poesía es buena por muchas razones, una de tantas
siendo la creación, la visión, la energía. Así que pienso que es un poco banal afirmar
que sólo una cierta época histórica produce la mejor poesía.
FM Tuviste una larga residencia en
Cuba, trabajando en el Instituto Cubano del Libro. En tu antología publicada en
Hiparión, traducida por el cubano Víctor Rodríguez Núñez, en el prólogo, el traductor
menciona una inquietud tuya: “nunca pude saber por qué no me permitían trabajar
y al mismo tiempo me pagaban un salario”. En principios de los 70 ha surgido en
los Estados Unidos la revista Alacrán Azul, en que aparecían nombres fundamentales
de la literatura cubana, pero que vivían afuera de la isla. ¿Cómo era vivir adentro
consciente - es tu caso - de los sucesos afuera?
MR Los años que pasé en Cuba han sido
una parte muy muy importante de mi vida. Durante once años trabajé allí, crié a
mis cuatro hijos en una sociedad socialista, participé en la experiencia de una
nación entera que sigue tratando de lograr importantes cambios sociales. Como dices,
también fuí privilegiada, al estar en contacto constante con el mundo exterior,
un privilegio que no todos los Cubanos tienen. Sigo admirando la dignidad de esa
gente, los esfuerzos heroicos que despliegan para lograr una cierta independencia,
sus progresos reales en materias de salud, educación, servicios públicos, internacionalismo,
y más. También hay cosas frente a las cuales sigo siendo crítica. Me gustaría ver
un modelo menos autoritario, menos control sobre la diferencia individual, menos
miedo hacia lo que se consideran como direcciones diversionarias, más discusiones
abiertas y la posibilidad de desacuerdo. En las artes, Cuba ha sido y sigue siendo
un faro. Y en las últimas dos décadas, pienso que el desarrollo saludable de la
poesía, ha sido una especie de puente entre los poetas que viven dentro de la isla
y los de la diáspora.
FM ¿Crees que el modelo de sociedad
en el que vivimos actualmente favoriza el surgimiento de una rebelión tan intensa
como en los años sesenta?
MR La sociedad que padecemos hoy en
día no es tan distinta a la que vivimos entonces, solo que es mucho más profundo
el caos y más dramática la diferencia entre ricos y pobres, poderosos y semi-esclavos.
La administración Bush trata de devorar al mundo. En algunos lugares tiene éxito.
Por lo menos a corto plazo. Es terrible lo que está pasando con el clima, con la
tierra, con el planeta. Pero yo sí creo que la posibilidad de rebelión sigue en
pie... La gente no tolera su propia muerte programada. Solo que hoy habrá que buscar
nuevos modelos de rebelión. Los viejos modelos se ve que ya no sirven.
FM Tengo que rehacer la pregunta.
No se trata de los gobiernos o de la gente. En medio siglo, ¿ha cambiado lo suficiente
para que no haya más cambios? Lo que está pasando con el clima es un reflejo. Lo
que pregunto es si el hombre es un fracaso remediable?
MR Puedo ver que no respondí realmente
a tu pregunta. Supongo que lo más honesto que puedo decir es que no sé. No sé si
los seres humanos serán capaces de reparar todo el daño que ha sido hecho. Por veces
no sé si pensar si la gente no se da cuenta, o no le importa reparar estos daños,
o siquiera si consideran que hay daños. El tiempo sólo lo dirá. La tierra está en
un tal estado de crisis, que pienso que en dos o tres generaciones tiene que haber
un cambio radical, o no quedará más nadie. El recalentamiento climático, con sus
amenazas directas sobre la vida en el planeta, es el primer ejemplo de la crisis
que vivimos. Pero no es el único. Está también esta Guerra horrenda
entre fundamentalismos - viendo por ejemplo la histeria que cobra auge entre los
islamistas, y los estragos dramáticos que causan Bush y compañía (tomando raíz en
gran medida en un fundamentalismo cristiano). Las guerras religiosas como éstas
han sido perpetradas a lo largo de la Historia de la humanidad, pero es evidente
que ahora toman proporciones gigantescas, con ambos bandos tomando posiciones mesiánicas,
sacrificando de esta manera a millones de seres humanos.
Por veces, entre los artistas,
veo rayos de esperanza. Por ejemplo en la actualidad de Estados Unidos. Este año
casi todas las nominaciones al Oscar fueron para películas que defendían un cierto
cambio social y justicia. Los Oscar representan la academia más oficial, pero es
estimulante ver estos hechos. Soy por naturaleza una persona optimista, tal vez
esté buscando señas para un cambio bajo las rocas. Pero soy también realista, y
no me sorprendería si generaciones recientes han llevado las cosas tan lejos que
no dejen futuro alguno para nuestro planeta.
[2005/6]
NOTA
Um de meus encontros mais
valiosos nos últimos tempos foi com Margaret Randall, a poeta estadunidense que
nos anos 1960, ao lado do mexicano Sergio Mondragón, fundou El Corno Emplumado.
Em 2005, surgiram duas valiosas homenagens a esta lendária revista, a edição especial
da revista Generación, dirigida por Carlos Martinez Rentería, e o documentário
El Corno Emplumado - Una historia de los sesenta, realizado por Anne Mette
Nielsen e Nicolenka Beltrán, respectivamente no México e nos Estados Unidos. Trazemos
agora para os leitores de Agulha Revista
de Cultura uma entrevista com Margaret Randall, seguida de fragmento de
um livro seu. “Para mí sería un gusto
que publicaras ‘El lenguaje en mi sangre’ en ARC. Solo hay que decir que
forma parte de un libro inédito mío que se llama Kee Tseel: meditations on place,
y que apareció por primera vez en español en la revista Casa de las Américas
# 240.”
Ela mesma nos conta alguns detalhes acerca deste livro,
aqui reproduzidos por serem valiosos:
“Floriano, te quiero hablar un
poco de Kee Tseel: meditations on place. Creo que es el libro mío más logrado
hasta ahora. Culmina toda una vida de trabajo. Me ha sido imposible publicarlo acá
en Estados Unidos porque tiene, además de 220 páginas de texto (a renglón abierto)
30 fotografías mías a todo color. Tu sabes que reproducir fotos a color cuesta bastante,
y hasta ahora no he encontrado una editorial dispuesta a hacerlo. Y yo, por mi parte,
todavía no estoy dispuesta a prescindir de las fotos.
No sé si en Brasil hay editoriales
que les interesa un libro así. Claro habría que traducir los textos al portugués.
Pero a mí me encantaría. No hay nada mío en portugués desde hace muchos años, cuando
mi libro sobre la mujer nicaragüense salió en portugués por la Editora Global.
Kee Tseel: meditations on place nació por una experiencia mía
hace dos anos. Siempre había querido ir a una ruina Anasazi que existe en el extremo
norte del estado de Arizona. Se llama Keet Seel. Para llegar hay que caminar 18
millas, con provisiones para comer y dormir. Tengo casi 70 años y además enfasima,
y no me creía capaz de hacer una caminata así. Pero un amigo mío dijo que me ayudaría,
y fuimos juntos. Llegué. Y para mí fue una experiencia super-importante. Lo especial
de Keet Seel es que todavía hay algunas cosas allí -ollas, herramientas, hasta ¡comida!-
desde el año 1286 cuando fue abandonado. Uno camina a solas (permiten solamente
20 personas ir al día, entre fines de mayo hasta principios de septiembre) pero
entra a la ruina con un guía Navajo. Escuchando su pronunciamiento del nombre me
parecía que decía Kee Tseel (quiere decir cerámica rota). Por eso uso esa manera
de deletrear el nombre.
Mi experiencia en Kee Tseel me
hizo meditar en todas las ruinas y lugares antiguos que he visitado: Machu Picchu,
Chichen Itza, Petra, Jerash, Chaco, etc. etc. Y otros lugares y como han impactado
mi vida, como me han formado por decirlo de alguna manera. Así surgió este libro.”
Entrevista publicada na Agulha Revista de Cultura # 50 — Março
de 2006. Realizada originalmente em inglês, entre novembro de 2005 e março de
2006, foi traduzida para o espanhol por Gabriela Trujillo. Aqui reproduzimos apenas
o diálogo. A íntegra da matéria pode ser visitada em www.revista.agulha.nom.br/ag50randall.htm.
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