FM Conocimiento del mundo,
ordenamiento del espíritu (“soy aquel que posee los deseos del celo de la
tierra”), experiencia de la experiencia, duelo con lo indecible, caudal de
evocaciones… ¿De qué nos habla la poesía?
FM La
poesía eclosiona desde el fondo solar del poeta y se proyecta directamente en
las pantallas de la conciencia y en el corazón de los hombres. No recoge
impurezas en su camino, como la prosa; todo sale por entero y a un mismo tiempo
en la imagen, inclusive la historia.
FM Si pensamos en nombres tan
distantes entre sí como Leopoldo Marechal, Jorge Luis Borges, Oliverio Girondo,
Leopoldo Lugones, ¿tendríamos allí algunas de tus influencias?
FM Conocí y fui muy amigo de Oliverio Girondo, el
mayor poeta de este país y uno de los enormes poetas latinoamericanos. No creo
haber tenido ninguna influencia de él, y mucho menos de Marechal, Lugones y
Borges… Los poetas de todos los tiempos, desde Hesíodo, se mezclaron con mi
naturaleza y los hombres pánicos de Corrientes. Yo soy sólo un peón del
planeta.
FM Corrientes es el punto de
partida de tu poesía. Como dijo Juan Antonio Vasco, en el prólogo de una
antología tuya publicada en Venezuela, en 1983, convertiste a Corrientes en el
“centro de tu propia universalidad auténtica”. ¿Te parece posible pensar el
poema como creación de la comunidad, fusión entre la realidad y el imaginario
de una colectividad? ¿Crees haber realizado esa fusión?
FM Corrientes es un cosmos,
cualquier otra palabra sobre esto tendrá que buscarse en mis poemas, si de mí
se trata.
FM ¿Qué significó, en el cuadro
general de tu obra, tu paso por el Surrealismo? ¿Hasta qué punto el Surrealismo
-a pesar de que el grupo formado por Pellerini tuvo un carácter precursor en
toda la extensión del idioma- alteró el escenario de la poesía argentina?
FM La gran tentativa de libertad, amor, purificación
y rebeldía del Surrealismo, su gran salto al amor (y por amor), dejaron, sí,
muchas huellas en mí. Fui un aliado leal del Surrealismo que, ya lo sabemos, en
América se encuentra en estado natural. La escritura automática me fue ordenada
por las almas y las hadas de Corrientes. Y repito: fui sólo el peón del planeta
ante esas órdenes. Aldo Pellegrini, no se puede olvidar, hizo muchísimo por la
verdadera poesía en América Latina.
FM Este fragmento es de un
ensayo de Octavio Paz sobre Castañeda: “Las drogas, las prácticas ascéticas y
los ejercicios de meditación no son fines, sino medios. Si el medio se
transforma en fin, se convierte en agente de destrucción. El resultado no es la
liberación interior, sino la esclavitud, la locura y no la sabiduría, la
degradación y no la visión. Esto es lo que ha ocurrido en los últimos años. Las
drogas alucinógenas se han vuelto potencias destructivas porque han sido
arrancadas de su contexto teológico y ritual.” ¿Qué piensas a este respecto?
¿Alguna vez recurriste a las drogas durante la composición de tus poemas?
FM Estoy de acuerdo con el fragmento de Paz sobre
las drogas. Las únicas drogas que he conocido son las que exhalan los grandes
ríos, pantanos, lagunas y palmerales de Corrientes, vapores con olor a
serpientes y saurios y caballos.
FM En tu
libro Resplandor de mis bárbaras
(1985) hay una cita de Baudelaire: “Dios es el único ser que para reinar no
tiene necesidad de existir.” ¿Cuál es tu Dios?
FM Mi Dios es el DIOS RAS… del horizonte, entre el cielo, la tierra y el agua. Sólo a él me encomiendo.
FM Mi Dios es el DIOS RAS… del horizonte, entre el cielo, la tierra y el agua. Sólo a él me encomiendo.
FM ¿Tuviste algún contacto con
la poesía de Jacobo Fijman? ¿Lo conociste personalmente? ¿Podrías hablarnos de
él, de hasta qué punto se le habría tratado injustamente dentro del panorama
general de la poesía argentina? (Pienso, también, en el caso de Juan L. Ortiz.)
FM Conozco la obra de Fijman. Es válida su inserción
en el panorama poético argentino. En cuanto a Juan L. Ortiz, fue un grande y un
verdadero poeta. También fui su amigo.
FM Mario Benedetti declaró
cierta vez que las dictaduras instaladas a lo largo del continente americano
fueron el factor determinante de nuestro aislamiento cultural. ¿Concuerdas con
él o acaso serían otras las razones de ese aislamiento (que aun hoy persiste)?
FM Tendríamos tal vez que convocar a las almas de
Bernardo de Monteagudo, en Argentina, y la de Simón Bolívar. Talvez ellas
pudieran darnos definitivamente una luz sobre las causas del aislamiento en
general.
FM ¿Podrías hablar sobre la
situación de la actual poesía argentina? Pienso en una verdadera avalancha de
nombres: Roberto Juarroz, Leónidas Lamborghini, Santiago Perednik, Victor
Redondo, Hugo Pedaletti, Arturo Carrera, Nahuel Santana, Néstor Perlongher,
etc. A tu modo de ver, ¿qué cambios ocurrieron en la poesía argentina después
de los vientos fuertes del Surrealismo?
FM Enrique Molina, Edgar Bayley, Olga Orozco, Hugo
Gola y otros están en plena y elevada madurez. Estoy de acuerdo en que
recuerdes, por ejemplo, a Víctor Redondo y a Arturo Carrera. Yo agregaría
otros, como Daniel Freidemberg y Diana Bellessi, y muchos otros jóvenes que
andan muy bien, y que son poetas.
[1987]
FRANCISCO
MADARIAGA (Argentina, 1927-2001)
El pequeño patíbulo. Ediciones Letra y Línea. Buenos
Aires. 1954. / Las jaulas del sol.
Ediciones A Partir de Cero. Buenos Aires. 1959. / El delito natal. Ediciones Sudamericana. Buenos Aires. 1963. / Los terrores de la suerte. Ediciones Blblioteca C. Vigil. Rosario. 1967. / El asaltante veraniego. Ediciones
Mediodía. Buenos Aires. 1968. / Tembladerales
de oro. Ediciones Interlínea. Buenos Aires. 1973. / Aguatrino. Ed. del Poeta. Buenos Aires. 1976. / Llegada de un jaguar a la tranquera.
Ediciones Botella al mar. Buenos Aires. 1980. / Una acuarela móvil. Ediciones El Imaginero. Buenos Aires. 1985. / Resplandor de mis bárbaras. Ediciones
Tierra Firme. Buenos Aires. 1985. / País
garza real. Ediciones Argonauta. Buenos Aires. 1997. / Criollo del universo. Ediciones Argonauta. Buenos Aires. 1998. / Aroma de apariciones. Ediciones Ultimo
Reino. Buenos Aires. 1998.
[Escritura
conquistada. Conversaciones
con poetas de Latinoamérica. 2 tomos. Caracas: Fundación Editorial El Perro y La
Rana. 2010.]
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