FM Al comentar la poesía de Vilma Tapia Anaya, Elena
Ferrufino Coqueugniot observa que esta poeta “nos compromete con una búsqueda que,
en definitiva, unifica tanto como separa”. A su vez, Martha Urquidi Anaya, al referirse
a uno de los libros de Gary Daher Canedo, destaca que se trata de “una obra hondamente
vivencial sobre los azares de la existencia humana, la vida y sobre todo la muerte”.
Inicio nuestra conversación con una pregunta que habitualmente hago: ¿Qué es lo
que busca la poesía a través de la voz de Vilma Tapia Anaya y la de Gary Daher Canedo?
VTA Qué bonita forma de plantear
este problema. ¿Qué busca la poesía a través de mi voz? Tal vez un poco de luz para
mi mirada. Cuando la poesía me llama pienso mejor mis emociones, pienso mejor mis
sentimientos, mis percepciones, mi experiencia del vivir. Pienso mejor a los otros,
al mundo, al más allá del mundo. Este pensar mejor no es más que un pensar con cuidado.
Y desde ahí digo, trabajo días y noches para que la poesía halle.
GDC Todas las obras son fruto
del espíritu. No se debe buscar la palabra por la palabra, sino por el camino que
nos conduzca a nosotros mismos. En la medida que realizamos ese viaje interior pueden
suceder los frutos, llámense poemas (y esto de la manera y forma que convienen al
momento de esa ruta), narrativas, ensayos, tratados y tantos productos del espíritu.
El modo sigue el sino del rayo de cada quien. Mi rayo es la poesía. Sin embargo,
como dice Jaime Sáenz, si es necesario habrá que destruir la obra para hacer al
hombre, es decir la obra.
FM Los dos poetas, según la crítica, poseen una afinidad
con Whitman, tanto en la tesitura de su canto lírico como en la búsqueda de un territorio
de convivencia entre poesía y lector. Ya me dirán si están de acuerdo con esto,
pero también me gustaría saber cómo se relacionan con la tradición lírica de su
propio país y de Hispanoamérica como un todo.
VTA Creo que las construcciones poéticas
desbordan los límites territoriales. Es claro que hay una red de relaciones con
todo lo que se ha leído, y vivir la misma lengua es un dato fundamental, pero yo
no podría distinguir en el tejido de mi escritura cuáles son los segmentos de relación
con la tradición poética boliviana o hispanoamericana. Lo mismo me pasa con Whitman,
si lo he amado, ojalá esté incorporado a mi voz, y he amado a tantos…
GDC En Bolivia la poesía dibuja
una estructura de líneas. Sin embargo hay nudos fundamentales, y uno de ellos es
Oscar Cerruto y el otro Jaime Sáenz. En ellos convergen los poetas modernistas Ricardo
Jaimes Freire, Franz Tamayo y José Eduardo Guerra, además de Arturo Borda que representa
un caldo primigenio singular en la poética boliviana. Finalmente a nuestra generación
llega la tradición a través de esos nudos, que miran como un reflejo el todo de
la poesía latinoamericana hija del modernismo y del desplazamiento vanguardista,
pero también de la línea whitmaniana que incluye a Neruda y Borges y le brinda el
aliento liberador del tono discursivo sin dejar la profundidad de su tradición.
Mi poesía no es ajena ese fenómeno.
FM ¿Entiendes, entonces, a Cerruto y a Sáenz como antípodas
y referencias máximas dentro de la vanguardia boliviana? ¿Cómo situar allí figuras
como Gustavo Medinacelli, Julio de la Vega y Edmundo Camargo? ¿Qué significación
poseen, para las generaciones actuales, tanto la revista Vertical, que dirigió
Sáenz, como el grupo Gesta Bárbara?
GDC Edmundo Camargo a pesar de su fuerza poética que navega
en el Surrealismo es, todavía, una especie de isla en la poesía boliviana: emergen
sin conexiones aparentes y no enlaza a nuevas corrientes. Las figuras de Gustavo
Medinacelli y Julio de la Vega son nombres en la constelación de la Segunda Gesta
Bárbara que no hacen de referentes poéticos, porque posiblemente no son propuestas
poéticas que se erijan señeras y alternativas. Así que Oscar Cerruto y Jaime Sáenz
al ser punto de encuentro de los grandes poetas de principios de siglo e influenciar
decididamente a las generaciones posteriores se constituyen en referencias si no
máximas, necesarias para entender a donde converge el mapa poético boliviano.
VTA Debo confesarte que muy pocas
veces me aproximo a la poesía desde una lectura crítica o diseccionadora. Jaimes
Freyre, Tamayo, Reynolds y Guerra. Cerruto, Medinacelli y Ávila Jiménez. Julio de
la Vega y el grupo Gesta Bárbara, que albergó en su seno diferentes expresiones
tonales. Borda. Camargo. Sáenz. Puedo distinguir más o menos de esta manera las
líneas de tendencia de los clásicos bolivianos. De la grandilocuencia y la sonoridad
excesiva del modernismo, se pasó a una unificación más sobria del contenido y de
la forma, hubo un giro hacia adentro, de muy buen gusto y alta necesidad, a mi parecer.
No hay mucho que me emocione en el modernismo boliviano. Encuentro que Arturo Borda,
Edmundo Camargo y Jaime Sáenz hicieron caminos solitarios, modo de trabajar que
desde entonces es recurrente en la poesía boliviana. Verás que aquí disiento con
la opinión de algunas lecturas críticas, que encuentran en la obra de Sáenz gran
influencia de Borda. Yo creo que la amistad que hubo entre ellos marcó a Sáenz experiencialmente,
pero no escrituralmente. Y lo mismo sucede con los discípulos de Sáenz. Sáenz fue
un maestro en las artes que tienen que ver con el despertar del espíritu poético,
y muchos, de los que lo conocieron, mantienen vivo ese aliento, pero en la consecución
final de las escrituras, tampoco reconozco una influencia constante. Y quizá sea
lo que habitualmente sucede cuando no se apuesta por los “ismos”. Todos cargamos
con un poco del resto y ahí queda.
FM Eduardo Mitre, en El árbol y la piedra (1988),
observa que “la aventura de la llamada poesía
de vanguardia tiene en la literatura boliviana una manifestación tardía”. Es curioso
que muchos críticos hagan una evaluación similar acerca del Surrealismo en diversos
países latinoamericanos, cosa que para mí no corresponde, de hecho, a la realidad.
Entiendo que “tardío” nunca es una aproximación de un tema en sí, si no antes un
tipo de relación que se establece con él. ¿Están de acuerdo?
GDC El desarrollo poético está
íntimamente relacionado con la mirada, y ésta viene directamente del ambiente cultural
en el cual se desarrolla el poeta, pero también a su capacidad de ruptura con este
ambiente cultural. Así en Bolivia, si estudiamos el proceso de Arturo Borda vamos
a descubrir que el Surrealismo se desarrolla en sus textos mucho antes del manifiesto
surrealista de Europa. Y el asunto es que Arturo Borda trabaja en una especie de
pompa transparente que lo aísla del mundo en el sentido del sonido gracias a la
introspección y el estudio del curso de sus propios pensamientos, pero que le permite
seguir mirando. Este proceso genera, contrario a lo que dice Eduardo Mitre -por
probable desconocimiento de este poeta marginal-, una vanguardia inesperada y desconocida.
Porque estos textos recién se van a publicar trece años después de la muerte del
poeta, y conocer mucho más tarde. ¿Entonces de qué proceso tardío hablamos? Hablamos
seguramente de la llegada de las vanguardias europeas, sin considerar que adentro
del continente ya se elaboraban vanguardias de otras naturalezas, propias al espíritu
latinoamericano. Estudiar el proceso desde ese punto de vista sería un desafío que
enfrentar.
VTA Estoy completamente de acuerdo
contigo. Las construcciones estéticas que se adhieren a una tendencia colectiva
devienen de las redes de subjetividad en las que se está interactuando, redes que
se tejen en relación con el tiempo y con las opciones estéticas del propio territorio.
La misma libertad se cumple en las construcciones que protegen su fuerza estética
individual de la heteronomia, las relaciones que se establezcan en el proceso de
hacer la obra pueden ser arbitrarias, pueden estar sujetas exclusivamente a la estructura
del poeta y no a la estructura del país del poeta.
FM ¿Existe el riesgo de que la poesía de Vilma Tapia,
en gran parte por ser una voz femenina que se funda y se expande a partir del diálogo
con el cuerpo, con el erotismo, sea percibida, limitadamente, como una insurgencia
contra ese “señorío masculino” a que se refiere Blanca Wiethüchter?
VTA Sí, hay ese terrible peligro.
Y no hay nada que yo pueda hacer al respecto. Es cierto que mi voz no es otra que
la de mi estructura y, por tanto, es una voz de mujer, pero mis preguntas por el
cuerpo y por lo erótico son preguntas por lo humano desde lo humano. El cuerpo desnudo
que se tiende en mi escritura es el cuerpo que necesito escudriñar y entender. Es
el cuerpo que es la manifestación más expuesta de lo humano y, paradójicamente,
la manifestación más oculta, la menos aprehensible.
FM ¿De qué manera percibes, en tu poesía, aquella “filiación
místico-erótica” que evoca Eduardo Mitre?
VTA Si mi poesía me permite reflexionar,
pensar, su filiación con lo místico y con lo erótico deviene de mi preocupación
por lo humano vasto y complejo. Creo que en ambos ámbitos de experiencia y de pensamiento
lo que se realiza es nuestra tendencia hacia la expansión. Ya sea que el espíritu,
la inteligencia, el cuerpo se sumerjan en la experiencia erótica o ya sea que el
espíritu, la inteligencia, el cuerpo se sumerjan en la experiencia mística, el movimiento
deviene de nuestra necesidad de trascendencia. Creo que si pudiésemos comprender
la complejidad de lo erótico podríamos develar algún fundamento del misterio que
es para nosotros mismos nuestra condición de existencia. En este momento de mi vida
se me ha dado por querer creer que nuestras necesidades más puras devienen de una
sola: la de re-unirnos con lo infinito. El anhelo por la fusión/disolución -que
seguramente es la tensión más alta de la experiencia erótica- ya no se corresponde
con lo fragmentado, con nuestra naturaleza biológica, es un impulso de nuestra naturaleza
trascendente, oceánica.
FM Gary, aquella experiencia a tres voces de una convivencia
con los poetas Ariel Pérez y Juan Carlos Ramiro Quiroga, que propició la publicación
de un libro titulado Errores compartidos (1995), ¿de qué se trataba exactamente
y qué importancia das a ese encuentro en términos de refinamiento de tu escritura
poética?
GDC Se trataba de un taller instalado por voluntad
de tres poetas sin más maestro ni gurú que el ejercicio de mirarse unos a otros
y aprender de nuestros propios defectos y reflexiones.
Toda obra humana anida en su seno al error. El
error es sello de su transcurrencia. Y el error en sí, no es otra cosa que una diferencia
sobre lo que se esperaba. Esta diferencia que a nuestro ojo puede ser menor o mayor,
a un otro se le presentará distinta. Compartirlo nos ayuda no a eliminarlo, sino
a crecer. El ejercicio de tocarse, de sacar lo interior y exponerlo, nos ayuda a
mejorar la conciencia que tenemos de lo producido. Es menos importante que en un
poema determinado se consiga el verso brillante, que el ejercicio de haber compartido
la crisis que produjo su supuesto desajuste. Se trata, entonces, de crear y compartir
desequilibrios a través de la crítica. El ojo ajeno inconforme con nuestra producción.
Los argumentos que de ese esfuerzo deriven, el diálogo, y la revisión en solitario
del sujeto que acometió el poema, se convirtieron, en definitiva, en los objetivos
y las conclusiones del taller.
Es en este contexto que en 1994 se instaló el
taller Club del Café o del Ajenjo -grupo literario vigente hasta 1996- y de cuyos fracasos verbales son autores los
que se nombran: Ariel Pérez (Chile, 1961), Juan Carlos Ramiro Quiroga (Bolivia,
1961) y Gary Daher Canedo.
Esta experiencia rica en desinhibiciones, ha sido
escrita por cada uno de sus componentes, con su respectivo punto de vista, sus emociones
y reflexiones; textos que han sido recogidos y publicados en un libro. El error
de haberlo confeccionado, es uno fundamental para nosotros, nadie podrá separarnos
de él, y será parte nuestra en la medida en que ninguna figura humana se termina
de modo que alguien pueda decir, así es, hasta que el sujeto a quien pertenece no
está muerto.
FM ¿Cómo sopesar, en el contexto de la cultura boliviana,
tu experiencia editorial en los suplementos literarios de los diarios Presencia
y Opinión? En este último caso, también me gustaría saber la opinión de Vilma,
considerando que juntos editaron el suplemento que se llamaba El Pabellón del
Vacío?
GDC El llevar adelante un suplemento
literario, en mi experiencia, tuvo dos altos significados. Por una parte, para los involucrados, el ejercicio
de editarlo lo transformó en universidad, en un gran aprendizaje, cursos acelerados
de literatura; por otra, el logro de la difusión. El Pabellón del Vacío,
editado y publicado en Cochabamba, tenía tres directores (una triada: Vilma Tapia
Anaya, Álvaro Antezana y Gary Daher Canedo), fue un suplemento que buscaba un producto
estético como revista. Así que la portada, por ejemplo era la reproducción de una
pintura sobre la cual venía un pequeño poema o un haiku, el nombre del suplemento
y el número. En su interior se cuidaba de los espacios, los aires, y las imágenes
eran elegidas con mucho cuidado en función de los textos. El suplemento publicaba
poemas y cuentos, así como entrevistas y ensayos de los actores intelectuales del
momento en Bolivia, de modo que su impacto fue importante en la medida que daba
color al tradicional suplemento Presencia Literaria de La Paz. Mi participación
en el suplemento de Presencia fue posterior. Se trataba de una renovación de aquel
periódico donde fui convocado a elaborar el nuevo suplemento literario que también
se llamó El Pabellón del Vacío y que se imprimía en La Paz, pero que yo dirigía
desde Santa Cruz de la Sierra, en un experimento que daba un nuevo contexto y giro
al movimiento literario boliviano, mirando la producción desde el oriente del país.
Este segundo proyecto se llevó a cabo en coordinación con Soraya Luján en La Paz.
VTA Hacer El Pabellón del Vacío
fue una de las más importantes experiencias que tuve en mi relación con la literatura.
La pasión con la que mi amigo Gary Daher Canedo vive la literatura me fue contagiada.
Hicimos de los procesos de elaboración de cada número unos espacios cerrados de
complicidad al interior de los cuales casi podíamos levitar. La elección de los
textos, de las imágenes, la diagramación, todo comportaba la emoción de cuando se
prepara un regalo. Éramos tres: Gary Daher Canedo, Álvaro Antezana y yo. Los tres
empezamos a buscar en nuestros archivos todo lo que habíamos marcado con rojo. Álvaro
Antezana, poeta, es además uno de los mejores cuenta cuentos que conozco, empezó
a rescatar de su memoria las películas que marcó con rojo, escucharlo narrar era
una de nuestras principales actividades editoriales, aunque nada de lo dicho apareciera
en las impresiones. ¿Y cómo se relacionó esa experiencia con el contexto de la cultura
boliviana? Estábamos, como todo el tiempo, siendo parte de ella, siendo parte de
las conversaciones que la constituyen.
FM Gary, en 1995/96 fuiste responsable por la publicación
de una serie de traducciones de poetas brasileños. No solamente pido que me hables
un poco al respecto, sino que indago si había conocimiento, en el Brasil, de esa
tu valiosa actividad y consecuentemente si tu poesía -o la poesía boliviana como
un todo- encontró alguna acogida de parte de algún poeta y/o traductor brasileño.
GDC El periódico Hoy de La
Paz me brindó una página entera para publicar la columna “Poesía Brasileña Actual”.
Recuerdo que salía los días sábado, y que yo revisaba bajo el homenaje de una feijoada
que mi amigo Luiz de Amaral cocinaba en su restaurante a una cuadra del edificio
donde vivía. Se trataba de uno o varios poemas del autor brasileño elegido que yo
traducía y que a su vez provocaba un ensayo, que no era -como se podría colegir-
un análisis del poema sino un vuelo poético-filosófico engendrado por el poema.
Siempre en la concepción de que el poema es una especie de cuchillo que extrae frutos
del interior del lector, a la vez que es una semilla que siembra en su interior.
Los poemas los elegía de varias revistas y antologías
de poesía brasileña. Especialmente recuerdo la revista Dimensão de Minas
Gerais que traía varios poemas de poetas contemporáneos. No, nunca tuve contacto
con Brasil sobre este asunto, creo que es increíble que nuestros pueblos no tengan
esas aproximaciones. Especialmente los hispanoparlantes vivimos a espaldas de la
producción en portugués. Eso tiene que acabar, pues no solamente somos próximos
geográficamente, sino que nuestras lenguas tienen tan madre común que en algún caso
son bellamente incestuosas. Basta mirar, entre las obras brasileñas, aquel fabuloso
Mar Paraguayo de Wilson Bueno, que algunos amigos leíamos en voz alta sintiendo
que corría por dentro el espíritu de sus aguas como una oración.
FM Es casi cierto que, si se indagara en alguna ocasión,
difícilmente un poeta brasileño sabría al menos citar a un poeta boliviano. Está
claro que lo contrario no se verifica. Con esto quiero decir que nuestro desconocimiento
no es mutuo, aun cuando no defienda que la reciprocidad, si es que hubiese, sería
aceptable. Lo que afirmo es que el Brasil jamás hizo un único esfuerzo en el sentido
de integrarse a América latina. Me gustaría mucho saber cómo ustedes, dos poetas
bolivianos, ven este tema. Además de esto, pediría que hablen de eventuales reciprocidades
entre Bolivia y los demás países hispanoamericanos.
GDC Bolivia, como probablemente los otros países latinoamericanos
vive de espaldas al proceso cultural brasileño, y también sabemos que del lado brasileño
con relación a Bolivia sucede otro tanto. Es hora de romper esa manera muy ligada
al cierto resquemor que nos causa el recibir la lengua del otro. Sería muy importante
el impulsar traducciones, encuentros y todo tipo de acercamientos que nos hagan
mirarnos cara a cara y cotidianamente de una vez por todas.
Por otra parte, el acercamiento de los poetas bolivianos
con los poetas argentinos, chilenos, y en menor medida peruanos, ha sido bastante
asiduo. En los últimos tiempos se han producido reuniones de poetas, especialmente
chileno-bolivianas muy importantes. Recuerdo, por ejemplo, una especie de retiro
poético que vivimos en Salsipuedes, en las Sierras de Córdoba, Argentina, entre
poetas, argentinos, uruguayos, chilenos, bolivianos y un peruano, propiciado por
Chile, que se denominó “Sursureos”. Algo inédito, reunión a la que, sin embargo,
no asistió ningún poeta brasileño. Definitivamente, debido a lo urgente, todo esfuerzo
será pequeño para acercarnos mutuamente.
VTA Creo que al hablar de Brasil
y Bolivia estamos hablando de dos países que se distinguen del resto de Latinoamérica por sus peculiaridades. Tú
abordas este fenómeno desde la explicación que encontraste: Brasil jamás hizo el
esfuerzo de integrarse a América latina (¿comprendí bien?)… Es el peso de la lengua,
pienso. Yo me explicaba este fenómeno desde la mediterraneidad de Bolivia. Pero,
lo cierto es que algo nuevo está sucediendo. Sin lugar a dudas, en el mundo de hoy
las fronteras están cada vez más endebles. Ojalá esto sirva para que las redes de
conversación y de intercambio de subjetividades se extiendan y los poetas bolivianos,
los poetas brasileros y los poetas del mundo podamos empezar a escuchar más fluidamente
las resonancias existentes entre unas y otras poéticas.
FM Supongo que el ensayo de Oscar Rivera-Rodas sobre
Jaime Sáenz, publicado en los Estados Unidos en aquella edición especial de la revista
Inti de 1984, ha ayudado a divulgar su poesía en ese país. Creo que poetas
como Tamayo y Jaimes Freyre también tuvieron una difusión continental. En España
vivió la mayor parte de su vida otro boliviano, Pedro Shimose. Su presencia allí,
en el Instituto Iberoamericano de Cultura, ¿facilitó, de alguna manera, el acceso
de la literatura boliviana en Europa? ¿De qué manera nosotros mismos, los poetas,
que siempre reclamamos por este aislamiento de la cultura entre nuestros países
y por la transmisión de esa cultura hacia otros lugares del mundo, estamos contribuyendo
precisamente en el sentido de mantener esta condición?
GDC Tengo la impresión que Pedro
Shimose no ha podido difundir la literatura boliviana en Europa. No conocemos ningún
trabajo de difusión, ni artículos que haya escrito en el viejo continente sobre
la poesía boliviana.
Hay algunos sumarios que deberían ser parte de la
obra del poeta. Entre ellos está en primer lugar las voces de sus muertos, pues
un poeta es en primer lugar sus muertos, luego las voces de su generación, y generación
me refiero a las voces de sus poetas vivos. Esto debería darse no como un maletín
de viajero que uno abre según la ocasión, sino como algo entrañablemente interno,
algo que es parte mía porque soy los otros. Entonces mi voz individual se levantará
polifónica, de inusitadas tonalidades, en las que me siento parte, de las que soy
intensamente parte.
VTA Las relaciones con Estados Unidos
y con Europa siguieron procesos diferentes. La introducción de la literatura boliviana
a Estados Unidos se dio, sobre todo, en el ámbito académico, debido a que algunos
escritores y críticos bolivianos optaron por establecerse en ese país y participar
de la academia: seguramente además del trabajo de Oscar Rivera Rodas, Leonardo García
Pabón y Elizabeth Monasterios Pérez fueron quienes realizaron el trabajo más sistemático
y profundo de divulgación de la obra de Jaime Sáenz. En cambio, la incursión en
Europa se dio a través del mundo editorial, con dos nombres: Pedro Shimose y Eduardo
Mitre. Y, muy recientemente, se están abriendo espacios en torno a la revitalización
de los territorios lingüísticos, en muchos países europeos se están institucionalizando
los encuentros de poetas de lengua española, espacios a los que los bolivianos somos
convocados.
Pensando en tu segunda pregunta, quizá los poetas sean
los seres más ensimismados que pisan la tierra. ¿Qué se les podría pedir? Tal vez
debiéramos depositar nuestra esperanza en los críticos o, mejor, en las casas editoriales,
en las casas culturales, en las embajadas… y, cómo no, en los excepcionales poetas
no ensimismados.
FM ¿Olvidamos algo?
GDC En literatura se dan algo como dos temporalidades que
nunca se cruzan: en la primera habita todo el que la escribe. Entregado como está
al rastro (que otra cosa si no sería la escritura) generalmente no es consciente
de que escribe para los no natos, especie de larvas en el sentido de su no estar,
de su ausencia.
En la segunda, están los lectores, un singular grupo
que espera sin saberlo. Luego, el que lee es transportado, ingresado a un lugar
intermedio: el imaginario espacio creado por efecto del encuentro del lector y las
palabras. En este sitio, a la manera de Dante se trepa al país de lo escrito, donde
el autor como una sombra va a guiarlo por recintos y escaleras. Así, como si dispusiera
de una extraña puerta, el lector se comunica con los muertos.
Uno tras otro los libros se han ido encerrando en las
bibliotecas.
A todo esto, se concluye que siempre habrá alguno que
haya construido su discurso. Un discurso cuyo destinatario final aún no existe,
o te está acechando donde quiera que habites, haciendo parte de las paredes. Pero
ya ves que lo único que tienes es el espejo.
Este horrible espejo. Mírate. Húrgate la nariz. Uno
escribe para sí mismo. Y el sí mismo es nadie. Yo soy la mano que grafica los signos
y el temor de las palabras.
He vendido hasta la payasa de dormir para no dormir.
Aquí la sangre es un circulo interminable y uno usa la escritura sabiendo que no
tiene otro fin que convertirse en un camino. Un camino del ser.
Y en el camino siempre se escuchan cosas, como llegadas
de ningún sitio, cosas de los espectros. Porque la literatura está hecha por espectros.
Y si tú firmas un texto y lo divulgas; éste ya pertenece a un muerto. Los muertos
hablan, exprimen sus símbolos inamovibles:
En el rincón han abandonado las arañas sus telas. Yo
entiendo los lugares por las telas. El descolorido tono de las cortinas y las manchas
de la alfombra. También los aguayos usados para tapar las ventanas y esconder la
desnudez. Tu desnudez es vergonzosa, tu desnudez no tiene alivio. Tu desnudez existe
si yo te miro los huesos, y entonces apareces en una insoportable blancura de luto.
Todos han regresado. Vienen de usar el lenguaje del
cuerpo. Entonces la danza es un abrazo en el que se desea el atrapar el espacio.
Y penetrar no es suficiente pues se debe buscar con los dedos, con las palmas, con
los oídos. Entonces el poema florecerá al centro.
Más allá, bajo la sombra del alero un cántaro aguarda.
El lector va a nacer con la primera frase.
Entonces debemos dar vuelta la hoja y guarecernos.
Esta es la voz que sólo va, este el silencio de lo escrito.
VTA Agradecer el trabajo de los excepcionales
poetas no ensimismados. Agradecer al poeta que puede, además, construir una mesa
para el diálogo.
[2006]
VILMA TAPIA ANAIA (Bolivia, 1960)
Del deseo y de la rosa, Ed. Los Amigos del libro,
Cochabamba, Bolivia, 1992. / Corazones de terca escama, Ediciones del Hombrecito
Sentado, La Paz, Bolivia, 1995. / Oh estaciones, oh castillos, Ediciones
del Hombrecito Sentado, La Paz, Bolivia, 1999. / Luciérnagas del fondo, Plural
Editores, La Paz, Bolivia, 2003. / Corazones de terca escama, Segunda edición,
Ediciones del Hombrecito Sentado y Plural Editores, La Paz, Bolivia, 2004. / La
fiesta de mi boda, Plural Editores, La Paz, Bolivia, 2006.
GARY DAHER CANEDO (Bolivia, 1956)
Poemas y Silencios. Edición
del autor. La Paz, 1992. / Los Templos. Editorial
Arol. Cochabamba, 1993. / Desde el otro
lado del oscuro espejo. Editorial Acción. La Paz, 1995. / Errores Compartidos. Libro
en coautoría de Juan Carlos Ramiro Quiroga y Ariel Pérez. Editorial Acción. La Paz,
1995. / Cantos desde
un campo de mieses. Fondo Editorial Gobierno Municipal Santa Cruz de la Sierra.
Santa Cruz de la Sierra, 2001. / Oruga Interior.
Plural Editores. La Paz, 2006
[Escritura conquistada. Conversaciones con poetas de Latinoamérica. 2 tomos. Caracas: Fundación Editorial El Perro y La Rana. 2010.]
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