FM Ciertamente hay un tránsito inconsciente en toda
creación. Sin embargo, el trabajo de ordenar los materiales de ese tránsito
requiere una presencia mayor del poeta. Dijo el chileno Rolando Toro que “los
poetas son los médium de las fuerzas que generan la vida”. Pero ¿cómo es
posible presentar una obra sin la presencia de su autor? ¿Quién es Marosa di
Giorgio?
MG Creo estar bien a la vista, aunque misteriosa
también, en todo mi trabajo. Soy esa que así piensa, sueña, vive, la última
dríade de este mundo, la falena, y falena con el círculo del ala brillando. Así
nací un día de junio y quedé asombrada mirando la creación, los planetas con
perfume de higo casi al alcance de mi mano, los hongos que crecían y por
momentos tomaban la forma de campanas, mi madre paseando vestida de tul azul.
De allí arranqué, hasta ahora, envuelta en llamas, unida a un lirio.
FM El crítico argentino D. G. Helder habla de tu
poesía como de una “metamorfosis múltiple y continua de una naturaleza
extravagante donde lo humano, lo animal, lo vegetal y lo mineral, como en los
cuadros de Archimboldo, no se encuentran separados sino mezclados en cada ser”.
Recuerda que la crítica percibió que tu poética no presenta una evolución
permanente sino una expansión creciente de sus mismos sentidos inaugurales.
Pienso que lo mismo pasa con la poética de Gonzalo Rojas, Álvaro Mutis, Roberto Juarroz. Habla un
poco de esos sentidos inaugurales de tu poesía, de tus papeles salvajes.
MG Sí, en verdad es estar desplegando un abanico,
infinitamente; se abren a cada instante kilómetros de jazmines, de jardines. En
esos papeles salvajes está el mundo entero, cada instante que viví bajo el sol,
bajo la luna. Y una garúa pertinaz trae memorias de otros siglos.
FM En una analogía pictórica de tu poesía, la crítica
persiste en aproximar tu voz a las imágenes del lirismo de Chagall, los
laberintos borgeanos de Escher y la simbiosis apasionada de Archimboldo. ¿Qué
vislumbras de esa analogía?
MG Algunas campanas, una que otra vez, repican eso.
Soy, seré, la misma niña a la sombra de los durazneros de la infancia. Uso
aquella diadema que tiene luciérnagas y espinas. La de la infancia.
FM Una vez más eso de la prosa poética y tu rechazo a
aceptarla como definición de la estructura de tus escritos. El crítico Elvio
Gandolfo señala que no hay “temperatura lírica” en tu poesía. Llega hasta a
decir que Marosa di Giorgio “no es poeta”. ¿No ves un gran equívoco en esos
límites forzados, impuestos por la crítica?
MG Elvio Gandolfo sugiere eso de otro modo, aunque en este
momento no recuerdo cómo. Pero quiere decir que no se trata de típicos libros
de poesía. O, mejor, que son conjuntos de sagas, una especie de larga novela.
FM ¿Es posible una descripción del sentido de tus
recitales? El argentino Enrique Molina sostenía que la relación del hombre con la
poesía es del mismo orden que su relación con Dios: le es indispensable el
recogimiento, un cierto sentido de soledad. ¿Los recitales de poesía no son una
ilusión acerca de su comprensión?
MG Los recitales son ritos, también; los llevo
adelante sola, y con mi propia compañía interior, como cuando escribo.
FM Hay una crítica al Surrealismo en el sentido de
que sus poetas creían que todos los sueños deberían ser interesantes. Creo que
lo mismo pasa con los materiales de la memoria. En el collage de tus recuerdos,
¿hay un principio que busca atender a la necesidad poética, o es aceptada toda
la letra de la memoria? Recuerdo aquí que te consideras “una sangre que sueña
sin pausa”.
MG Recuerdo y sueño, da lo mismo. ¿Acaso no soñamos
nuestra vida? Todo es sueño.
FM ¿Qué significan los relatos eróticos de Misales
(1983) en el universo poético de tu obra?
MG Lo mismo que el resto; es una continuación pero también
un salto. Aquí las llamas - invisibles y tenaces- están en todas partes. Y un
tabú pernocta en la amorosa acechanza de una mujer.
FM Recuerdo una observación de Circe Maia según la
cual, en la creación poética, no hay “dualismo entre lo conceptual y lo
formal”. Sostiene que no resisten las palabras desgarradas de su sentido, que
el sigo vaciado de significado no resiste a nada. Pienso que los excesos
formales resultan en el vacío del clasicismo, común en la poesía francesa
actual, y que una cosa es la técnica, y otra la interrupción de los sentidos
(aunque se haga en nombre de esa misma técnica). ¿Qué te parece esa nueva
aventura de algunos poetas rioplatenses, entre ellos el uruguayo Roberto
Echavarren, en torno de una poesía neobarroca?
MG Me parece bien. Echavarren es un gran poeta y
comanda esa vanguardia. Desde Góngora, para no ir más atrás, hasta aquí, el
barroco se balancea y se yergue con sus ardides, entrecruzamientos geminados,
alucinantes.
FM Según André Breton, “la poesía traicionará su
misión inmemorial si los acontecimientos históricos, inclusive los más
dolorosos, la llevaran a desviarse del camino real, que es el suyo, y a dar
vueltas en torno a un punto crucial de ese camino”. ¿Quiénes son los poetas que
representan, hoy, una continuidad de la poesía uruguaya? ¿Cuáles son las
contribuciones más consistentes?
MG Tiene razón André Breton. No puedo ni debo hacer
señalizaciones. No debo. Que hable el tiempo. Y también es cierto, ya se sabe,
que cada cual contribuye con una brizna única, violeta de perfume recién
inventado.
[2001]
MAROSA
DI GIORGIO (Uruguay, 1932-2004)
Poemas. Editorial Salto. Montevideo. 1954. / Humo. Santa Fé. 1955. / Druida. Ed. Lírica Hispana. Caracas.
1959. / Historial de las violetas.
Aquí poesía. Montevideo. 1965. / Magnolia.
Ed. Lírica Hispana. Caracas. 1965. / Los
papeles salvajes. Ed. Arca. Montevideo. 1971. / Gladiolos de luz de luna. Ed. Arbol de fuego. Caracas. 1974. / Clavel y tenebrario. Ed. Arca.
Montevideo. 1979. / La liebre de marzo.
Calicanto. Montevideo. 1981. / Mesa de
esmeralda. Ed. Arca. 1985. / La
falena. Ed. Arca. Montevideo. 1987. / Los
papeles salvajes I y II (Obra completa). Ed. Arca. Montevideo. 1989, 1991
(el segundo tomo agrega el inédito “Membrillo de Lusana”).
[Escritura conquistada. Conversaciones con poetas de Latinoamérica. 2 tomos. Caracas: Fundación Editorial El Perro y La Rana. 2010.]
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