FM Al escribir sobre Do objeto
útil (1992), observa Fernando Paixão: “El roce de nuestra mirada sobre los poemas, sorprendida con frecuencia
por elipsis, cortes sintácticos y abstracciones abruptas, nos coloca frente a un
renovado desafío para el ojo: hacer la historia de la lectura. Porque el otro ojo,
o la mitad de él, que corresponde al poeta, aquí ya está revelada.” Considerando
esa mitad revelada, ¿qué busca decir la poesía a través de Moacir Amâncio? ¿Y cómo
se produce tu convivencia con esa busca?
MA Bien, es una pregunta, o sea,
suena como la pregunta que viene siendo hecha por la propia poesía desde los primeros
registros poéticos. Y así es como yo veo el funcionamiento del escritor, esto es,
de aquel que se propone trabajar el habla a través del texto. Vea, Floriano, no
estoy intentando el lugar común de reeditar la idea del poeta como un médium, de
ningún modo. Tanto que, me imagino, fui claro al decir “de aquel que se propone
trabajar el habla”. Ahí está la cuestión.
Cómo lidiar con las palabras que, la gente lo sabe
muy bien, ante todo lidian con la gente. Si el tío deja correr la cosa está simplemente
eximiéndose de una responsabilidad, porque el lenguaje, el idioma no es ni un poco
limpio. Viene cargado con toda la suciedad que puede imaginarse y normalmente esa
suciedad es la que va a trabajar el tío. No estoy hablando de nada estratosférico.
Es la lengua cargada de ideología y que va hablando por la ideología, va funcionando
exactamente como anti-lenguaje, pues en vez de buscar el contacto, aísla al mantenerlo
en la corriente de la cosificación.
Hay gente que confunde inspiración con eso, con esa
renuncia por anticipación. En cuanto a la inspiración, claro, existe y funciona,
desde que es debidamente percibida como tal, o sea, como elemento de ruptura de
esa corriente que pudre el lenguaje. Ahora, vea, esa ruptura de corriente puede
muy bien, la inspiración, digo, puede muy bien venir de ese lado podrido también,
del kitsch, por ejemplo, ¿no puede? No estoy haciendo apología ni defensa
de la razón irrestricta, además de ser un equívoco es un verdadero terror. La cosa
es que nada es absoluto…
FM Sí, los equívocos de cualquier
parte, tanto de la escritura automática como de la escritura en frío de un João
Cabral, por ejemplo. Pero ocurre que los nuevos niños vienen siendo deformados por
esos equívocos que se terminaron volviendo precariamente escolares y respaldados
por los media. Esa gente que confunde cosas es gente escolarizada en la confusión,
casi inducida a ella, hecho en el que escuela y prensa desempeñan un papel fundamental.
Siempre se puede decir que el gran poeta es un rompedor, que resiste a todo, que
deshace y rehace cualquier vicio o tradición, etc., pero este argumento no tiene
cabida ante la perversión del tema llevada a cabo por las instancias mencionadas.
Tienes una experiencia dentro de ambas, y naturalmente tus observaciones serán valiosas
aquí.
MA Su pregunta tiene varios puntos.
El equívoco en cuanto a João Cabral parece haber comenzado por él mismo, con la
manía del cerebralismo. Un título como Cão sem plumas parece salido de un
film de Buñuel o de un libro de Murilo Mendes, o de Lorca. Ahora, claro que, en
el caso de un gran poeta como él, tenemos que tener cuidado. Porque se puede percibir
fácilmente cómo la escritura automática necesita ser desautomatizada para que se
alcance el objetivo. Y la inteligencia, el uso de la razón, puede ser el mejor camino
para negarse a la propia razón. Yo me acordé del Surrealismo.
Breton parecía un fanático político-religioso y esas
actitudes dictatoriales me provocan repulsa, Como siento repulsa por la disentería
reglar de Pound, sin hablar de otras cosas mucho más graves, y que tienen que ver
con eso. Bien, pero lo que yo quería decir es que el Surrealismo, después confundido
como juguete intelectual, impostura, absorbido por la industria, la publicidad,
puede ser dado vuelta. Lo mismo pasa con otras ideas. Desconfío de movimientos y
proyectos grupales.
Ah, sí, decir que el gran poeta es un rompedor cayó
en la misma olla común. La ruptura se confunde sólo con un rótulo nuevo para el
mismo anzuelo, ¿no? Usted habló de la prensa. La prensa, como todos los media, divulga
y deforma, tiene mano doble. La escuela, que también es media, hace algo así también,
en caso de que se limite a reproducir modelos, el clicherío completo. ¿Pero si el
cliché, usado como tal, se convierte en una herramienta de desarmadero? Leer la
entrelíneas, entre el espacio pulsante entre las líneas, en el espacio, ¿qué tal?
FM En un bello estudio sobre Cummings,
que precede a la edición de de xix poemas (Assírio & Alvim, Lisboa, 1991),
Jorge Fazenda Lourenço indaga - al referirse a la subversión gramatical de Cummings:
“¿Corresponde a la poesía proponer una nueva ‘sintaxis de las cosas’ o es ella misma
la sintaxis de un mundo al revés?” Pues bien, pensando em aquella “rigurosa pertinencia
del objeto” de la que habla Antonio Medina Rodrigues con respecto a tu poesía, te
transfiero esta pregunta del ensayista portugués.
MA Pues sí, justo Cummings tiene
una idea tan clara, pero confunde procedimientos, pequeñas operaciones gráficas
en busca de una nueva sintaxis de las cosas. Y queda tartamudo. Oswald de Andrade
es otro que patina en el procedimiento. Hay méritos históricos y todo eso, pero
son insuficientes. Vea cómo ese procedimiento, interesante al principio, fue bien
digerido (eso de la antropofagia es otra cosa que pasa por originalidad y ahí se
quedan golpeando siempre la misma tecla) y hace que adultos permanezcan en el límite de la edad escolar. Oswald parodió,
cierto, pero parodia y chiste sólo funcionan una sola vez, igual que el fósforo
- y él tuvo el mérito de producir dos obras maestras, Miramar y Serafim,
sin repetirlos. El problema es que las cosas cambian de lugar. Basta leer una página
de Lautréamont.
FM Este patinar en el procedimiento
se puede verificar en muchos autores ligados al período de las vanguardias. Es curioso
que se rinda culto -en voz baja, siempre- al chileno Vicente Huidobro por sus libros
más identificados con la vanguardia, cuando él siguió adelante en libros posteriores,
retomando el diálogo con la tradición, a partir de sus rupturas propuestas - lo
que no ocurrió, por ejemplo, con el argentino Oliverio Girondo. Claro que el fósforo
sólo funciona una vez y ningún artista quiere ver su palito confundido con el de
otro. Pero hay aquel aspecto de que ciertos creadores establecen de tal manera un
callejón sin salida que quien se deja influir por ellos acaba dando uno o dos pasos
atrás. Conversemos un poco más sobre esto; pero también te pido que me digas, no
restringiéndote únicamente a la poesía, ¿quién no confundió procedimientos en el
Brasil y avanzó en algo que consideres relevante?
MA Bueno, hablé de Surrealismo sólo
para recordar lo que queda de lado, bajo la alfombra de plástico, como supuesta
suciedad. Digo eso porque también necesitamos recordar que no se trata de decir
eso se acabó, qué basura, etc., como si todo realmente fuera descartable. Los modernistas
atacaban el parnasianismo pero ignorar a Bilac es sólo una tontería. Pero claro,
el procedimiento es lo más accesible, es lo facilitador. Si un artista inventa o
parece inventar un procedimiento, éste pasa a ser un riesgo, tanto para quien lo
inventó como para quien parte de él. Pero depende de quién parte. Sterne, por ejemplo.
¿Qué más increíble que su novela? La gente va leyendo-oyendo sobre la vida de alguien
que va a nacer… Genial, ¿no? Y ahí viene Machado y, con Brás Cubas, habla sobre
la vida de un muerto. ¿Pero no es genial? Entendí, usted usó esa palabra como “un
decir”. Porque todos lo sabemos, no hay “avance”, “progreso” en eso - ésa es palabra
del lenguaje “embichado” por la economía, sé que usted piensa de la misma forma,
como yo. Porque no hay avance, creo más que hay regreso y recomienzo. Voy a recordar
aquí a un novelista, fíjese, muy machadiano, llamado Campos de Carvalho. Júlio Bressane.
Ferreira Gullar com A Luta Corporal - él tuvo la sensibilidad para
dejar ese libro suspendido en el aire, partiendo para otras aventuras, válidas incluso
cuando no salieron bien, como aquellos cordeles. Fíjese, Schendel, en las artes
plásticas. Dalton Trevisan. Nuno Ramos, ídem. Jussara Salazar.
FM Tomando tu poética libro a libro,
pensando en esta lectura de Carlos Vogt -expresada en crítica a O olho do canário
(1997)-, de los “objetos como personajes de una trama cosmológica cuyo escenario
es la sala de estar, la cocina o el jardín, pero transfigurados y vistos desde una
nueva perspectiva”; o, según lo dicho por Eustáquio Gomes, al comentar Contar
a romã (2001): que el autor se coloca en “un escenario compuesto de piezas arbitrarias
[…] buscando dar sentido a ese universo nuevo”, nombrando “cada cosa por primera
vez”; en fin, atento a este singularísimo estar en el mundo de tu poética,
¿ cómo evaluarías el recorrido que va de Figuras na sala (1996) hasta Óbvio
(2004)?
MA Bien, yo veo el recorrido como
un trabajo en andamiento, sólo eso.
FM ¿Pura y simplemente eso? Evidente
que sí, pero debe de contener ciertas singularidades, aspectos que más te llamaron
la atención, el descubrimiento de un nuevo procedimiento, la seducción por un nuevo
riesgo, un hilo, un pabilo, un desengaño, porque el progreso está hecho también
de frustraciones, retrocesos, no es nunca un pasaje comprado camino al futuro limpio
y seco. En este tu nuevo libro hay uno versos entrañables: “las gavetas se prueban
accidentes,/ en una de ellas el mar persistirá”. Entonces, ¿por dónde persiste tu
poética?
MA Floriano, como entrevistador
usted es poeta y quiero decir con eso también lector de poesía con todas las perspicacias.
Usted tiene que concordar conmigo en que yo estaba exactamnente hablando de eso
en la respuesta anterior… Es un trabajo en andamiento, de buscar sintonías, ritmos,
eso mismo, vivir en lo general y en lo particular.
FM Y en este recorrido, ¿podríamos
nombrar algunas identificaciones con otras poéticas, o acaso éste es un asunto que
no te despierta interés?
MA Yo puedo hablar sobre referencias,
sobre “identificaciones”, pero son tantas, a veces son citas en versos, palabras,
hasta nombres aparecen. Pero y las frases oídas, las escenas observadas, las conversaciones
con personas que nunca leyeron un libro y, sin embargo… Ahora, usted también conoce
la experiencia: de repente encuentra el texto de un autor de Tailandia, de México
o de San Pablo, recién lanzado, veinte años más joven que usted y allá está… sin
contar, por ejemplo, el trabajo con fuentes comunes. Entonces parece que el diálogo
es con tal autor, cuando, a decir verdad, es con un tercero con quien el “tal autor”
también conversa. Usted lee un poeta chino del siglo IX y allá está… Hay una sensación
de contemporaneidad, de Safo a Gil Vicente, de Foscolo a Alvares de Azevedo y quien
todavía ni nació pero ya se hace señas con algo del presente. Es un diálogo amplio
y siempre abierto, un diálogo en expansión hacia todas las direcciones.
FM Evidente, Y tampoco se restringe
al universo de la literatura. En mi caso hay mucha cosa venida del cine, de las
canciones, de la andanza por el mundo, vitrinas,
amores, etc., de tal manera que sospecho que de donde menos heredo alguna cosa es
de la poesía libresca. Mi idea era exactamente desmitificar un poco el asunto, porque
sabes muy bien que todavia vivimos en áreas estancas, incomunicables.
MA Así es.
Lo que imagino es que nadie puede limitar la lectura a lo que ve enfrente, en este
caso, el libro. Y ni a lo que ve, esto es, los ojos. El poema es pulsación, exige
tacto, oído, sexo, pensamiento, imaginación. Para mí es un peligro limitar la lectura.
De la misma forma que el, digamos, artista, no puede limitar su vivencia, el lector
tampoco puede reducir la vivencia de la lectura a un rosario letrado. Es el cine,
las artes plásticas. Estoy penando en un pintor de monstruos llamado Samsom Flexor.
Y también en un pintor llamado Orlando Marcucci, que prefirrió el retraimiento,
se negó al mercado y produjo una obra admirable, restricta, poquísimos tienen acceso
a ella. ¿Y esa restricción acaso no forma parte de su obra? Existe el caos interior,
más accesible, y el caos exterior, tan importante como aquel, y eso fascina, pues
el caos externo desaparece como un escenario antiguo, griego, isabelino, etc.
FM En dos libros tuyos se verifica
la recurrencia a otros idiomas, sea en la totalidad de Colores siguientes
(1999) o en el capítulo “Arghvan” de Óbvio (2004), escritos, respectivamente,
en español y en inglés. ¿Hay una razón determinada para estas opciones idiomáticas
o se trata solamente de un ejercicio de expansión de la escritura?
MA Vea, la razón, como usted sabe,
se declara en los propios textos, ¿no es así? Escibí Colores siguientes en
castellano, sí, porque lo que está dicho en ese libro no me parce posible decirlo
en portugués. A menos que yo lo traduzca, lo que hasta intenté, para desistir al
segundo o al tercer verso. Era como pensar con mi cabeza y al mismo tiempo con la
cabeza de otro: sólo estar reescribiendo.
Abandoné la idea. He hecho algunas traducciones de
autores variados y sé el trabajo que le da a uno pensar con la cabeza de otra persona,
sea del siglo XII, sea del siglo XXI, intentando encontrar la expresión más adecuada
en un idioma y en una época diferentes y mire, tal vez la cuestión de la época sea
más importante que el propio idioma. ¿Cómo hace usted para traducir un poema escrito
en una época en que el portugués no existía? Claro, si usted elige el poema eso
quiere decir que él es su contemporáneo, ¿pero dónde está la contemporaneidad idiomática?
Con el inglés comenzó de la siguiente forma: yo estaba
en Seúl, en Corea del Sur, y, en el cuarto del hotel, empecé a tomar algunas notas
en inglés. Empecé a experimentar y fui continuando. En Los Ángeles. Cada idioma
siempre dice alguna cosa que sólo él dice. Y nadie es el mismo en “sí”, “yes” o
“sim”. Ya los barrocos… Ahora, todo texto es en cierto modo una traducción, ¿concuerda?
En cualquier lengua. Eso de la lengua madre es patraña, toda lengua es traicionera,
mentirosa. No hay certeza ni expresión plena, repito, es un proceso.
FM Un gran truco, sin duda. Ahora mismo estoy a las vueltas con una novela
que transcurre en la frontera Brasil/Uruguay a fines del siglo XIX. Hay no sólo
el español de la época, sino también el español de frontera, ese intragable -pero
real- “portuñol”. No estaba sugiriendo que tradujeras los mencionados textos al
portugués -yo hice eso con dos largos poemas míos escritos en español y el resultado
todavía hoy me agrada poco-, sino preguntando de dónde te había venido el fiat
lux de la escritura en otro idioma.
En mi caso, yo buscaba esencialmente romper con cierto
vicio de lenguaje que venía observando en mi poética. Pero también hay quien lo
hace por exhibicionismo o incluso por táctica, considerando que dos o tres idiomas
son más leídos que todos los demás existentes. Además, en el texto sin firma que
aparece en las solapas de Colores siguientes se habla de relaciones entre
las culturas portuguesa y española, que evidentemente no van a ser resueltas a partir
del momento en que poetas brasileños pasen a escribir en español.
Este asunto es bastante complejo y vale recordar que
la literatura brasileña es mucho más parte del imaginario de las culturas hispanoamericanas
que al contrario. O sea, considerando las innumerables ediciones de autores brasileños
en la América hispana, contra una ausencia casi absoluta en la otra vertiente en
nuestro país, se puede decir que todo el continente ya descubrió al Brasil, mientras
que el Brasil no conoce casi nada del continente. Y se obstina en no conocer, con
la misma soberbia vana de siempre.
MA Bueno, en primer lugar el Brasil
tampoco se conoce. Y algo que impide ese autoconocimiento es el poder homogeneizante
en un territorio muy variado. Hablamos la misma lengua de punta a punta, cierto,
pero eso muy bien puede ser una cortina de humo. Encima usada para eso mismo, es
decir, como argumento en favor de la unidad. Por favor, no estoy aquí hablando de
separatismo, que es sólo una tontería malintencionada -estoy por la unión de todos
los pueblos… Sólo creo, si me permite, que las cosas vienen de las pequeñas y grandes
diferencias.
Aquel programa A hora do Brasil expresa bien
eso: la homogeneización del acento televisivo. El habla rural sólo
entra en los personajes típicos. Un reportero que hablara con acento rural, como
el ministro José Dirceu, o con acento gaúcho, no tendría cabida allí. Esas diferencias
son importantes, son las músicas del idioma, ¿cuál es el problema? Estoy pensando
en un tío genial que fue Fray Caneca, ejecutado por el proyecto homogeneizante que
entonces se forjaba, transfiriendo el poder metropolitano de Lisboa a Río - y el
resto que se jodiera.
Ése es uno de los motivos por los cuales creo que el
portuñol es una maravilla. Wilson Bueno, en Mar Paraguaya, hizo un bello alegato sobre las imposturas
y ficciones que se convierten en realidad. Vea, cuando un escritor brasileño como
Wilson rompe con la lengua portuguesa, causa una ruptura tanto en la lengua portuguesa
como en el castellano y parte hacia la parodia rasgada, revela la condición de isla
artificial que es el país. Si nosotros no tenemos la percepción del otro dentro
de casa, ¿cómo vamos a percibir la multitud de otros fuera de ella? Usted ve, estoy
nombrando autores, personas, no movimientos, ¿no es gracioso?
Bien, escribir en otro idioma puede muy bien pasar
por exhibicionismo, tentativa boba de conquistar supuestos lectores o mercados,
¡uau! ¿Exhibicionismo para quién? Bien, yo creo que complico, que creo un problema
editorial. Nadie escribe en inglés o en árabe pensando conquistar lo que sea, todavía
menos en el Brasil. ¿Quién lo va a publicar? Increíble, ya oí de revistas literarias:
¡Coño!, ¿pero en inglés? ¿Por qué en inglés? Porque no es alemán ni húngaro, joder.
Ahí está la ventaja de la poesía: la libertad total. No hay compromiso con el mercado
ni con nadie, ni con los idiomas. Existe una experiencia y, en este caso, un retraimiento.
FM En una enrrevista, Drummomd de
Andrade opinaba que “la historia de la literatura no es la historia de las vanguardias.
La vanguardias son, por así decirlo, intervalos en una evololución que se procesa
de una manera muy diferente”. ¿Estás de acuerdo? Pregunto esto porque en el Brasil
hasta hoy las nuevas generaciones se aferran a un recorte del pasado como si fuese
un moto perpetuo y, aunque
sólo repitan una fórmula gastada, lo hacen con cierto engreimiento y la creencia
infantil en una vanguardia eterna.
MA Claro, no hay forma de discordar
con Drummond. Las vanguardias son un tipo de fenómeno astuto, mistura vanguardista
de “cultura”, de “arte” con marketing. Mezcla inteligente, sin duda, pero
que tiene su momento en la historia. La repetición es burra, queda en una técnica
de marketing superada. Y ahí se quedan repitiendo eso, la fórmula gastada,
el procedimiento. Es de lo más divertido, como usted sugiere: muchas veces confunden
vanguardia con juvenilias, entonces queda grotesco, treitañones, cuarentones, cincuentones
o más, fingiendo una jovialidad adolescente con el cabello blanco teñido de negro.
Después, lo que cuenta en verdad es lo que fue hecho.
Se entiende, las personas quieren seguridad, nada más seguro que la irresponsabilidad
seudo-iconoclasta. Los nombres, las referencias están todos allá: fulano dijo esto,
hizo esto, a usted lo quieren matar en caso de que no concuerde, la conducta fascistoide
de la exclusión es de ley, etc. Según fulano… y buscan la aprobación de las figuras,
esas cosas. No perciben que en verdad eso es una simple falta de respeto por lo
que idolatran, tantas veces por conveniencia. Moneda falsa, esas cosas.
FM Sí, moneda falsa y corriente,
lo que acaba por volverla real. El punto es cómo librarse de ese recurso infantil,
que nos convierte hoy en primates frente a las discusiones estéticas llevadas a
cabo por jóvenes poetas en países vecinos. No en vano hay una discrepancia de edad
en los encuentros internacionales de poetas en América latina, donde treitañeros
hispanoamericanos están presentes al lado de sexagenarios brasileños. ¿Estará acaso
mohoso el pan de la poesía de esa jovialidad brasileña o la cuestión no es tan simple
como se muestra?
MA No lo veo así. ¿El problema no
está, también, en el costo de los pasajes? La edad física ahí no cuenta; caben Rimbaud
e Yves Bonnefoy, así como Camões. Pensándolo bien, el Brasil es una isla de hecho,
no convencional, cercada de agua y selvas por dentro y por fuera.
[2005]
MOACIR AMÂNCIO (Brasil, 1949)
Do objeto inútil. Editora Iluminuras. São Paulo. 1992. / Figuras na sala. Editora Iluminuras. São Paulo. 1996. / O olho do
canário. Musa Editora. São Paulo. 1997. / Colores siguientes. Musa Editora. São Paulo. 1999. / Contar
a romã. Editora Globo. São Paulo. 2001.
/ Óbvio. Travessa dos Editores. Paraná. 2004.
[Escritura conquistada. Conversaciones con poetas de Latinoamérica. 2 tomos. Caracas: Fundación Editorial El Perro y La Rana. 2010.]
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