FM Vamos a iniciar nuestra conversación
hablando sobre el Movimiento de Vanguardia, del cual fuiste uno de los fundadores.
¿Cuáles eran las circunstancias de la literatura nicaragüense cuando surgieron los
vanguardistas, en 1928? ¿Y qué relaciones se mantenían con otros poetas del resto
de América Central?
PAC No sé cuáles son los mecanismos
de la intuición poética que, en ciertos momentos generacionales, imponen el rechazo
de lo anterior. Éramos un grupo muy joven pero nos unió, ante todo, el oscuro sentimiento
-que Hermann Hesse evoca en Demián- de
que un mundo terminaba y otro nuevo surgía en violento parto. El Modernismo estaba
agotado y nos sentíamos llamados a fundar algo nuevo y distinto. No solamente la
poesía: ¡todo nuevo! Nos abrimos a todas las corrientes vertiginosas del momento:
desde el Surrealismo hasta el Dadá. Pero, ese momento de apertura y cosmopolitismo
coincidió, en Nicaragua, con una intervención extranjera, de Estados Unidos; con
la protesta armada de Sandino y, como es natural, con su reflejo en nuestro movimiento
literario que se vio patrióticamente presionado a crear una literatura; nueva, es
cierto, pero defensiva y afirmativa de nuestra identidad nacional. Por esta peculiaridad
de fusionar Cosmopolitismo y Nacionalismo de nuestra Vanguardia, su mayor similitud
es con la Semana de Arte Moderno de Brasil (de los dos Andrades y de Claxon) y su proclama de “volver a las raíces”
brasileñas.
Fuimos más vocingleros y más unidos que los vanguardistas
del resto de Centroamérica, pero nos relacionamos con los mejores, publicamos sus
escritos y canjeamos publicaciones. El grupo Saker-Ti, Miguel Ángel Asturias, Raul
Leiva, Davil Vela y César Brañas de Guatemala; Salarrué, Guerra Trigueros y Hugo
Lindo de El Salvador; García Monje y Eunice Odio de Costa Rica, fueron, entre otros,
los que mantuvieron más estrechas relaciones con nosotros.
FM Tu ensayo Introducción a la
Literatura Nicaragüense, de 1980, se cierra con la frase: “Una nueva época abrió
sus puertas”, evidentemente referida a los acontecimientos de 1979. Pasados ocho
años, ¿cómo analizas hoy lo que en esa ocasión se denominó “nueva época”? ¿Qué rumbos
tomó la literatura nicaragüense a partir de entonces?
PAC Todos esperábamos que se abriera
una nueva época, pero solamente de cerró la anterior. Parece que las grandes épocas
creadoras no son revolucionarias sino pre-revolucionarias. Fuimos como un hermoso
y caudaloso río que, de pronto, se sumergió en la frustración o en el exilio. Yo
espero que el fracaso obligue a rectificar y vuelva pronto a aflorar la corriente
perdida.
FM ¿Crees, como Octavio Paz, que “la historia, la realidad social de una época,
es una proyección de su arte y de su literatura”?
PAC Voy a contarle una experiencia: nuestra revolución
se pudo hacer porque iba adelante abriéndole camino una poesía y un canto. Luego
la revolución fue desviada alevosamente: de tales desvíos anti-poéticos está llena
la prosa de la historia. Por eso Hispanoamérica hace su historia dando bandazos
entre la Utopía y el Exilio. Estoy de acuerdo con Paz. “El lenguaje de cada época
histórica -dice Oscar Milosz- adquiere su forma y la determina gracias a la poesía”.
Es una misteriosa relación que también Paz señaló al decir que no existiría Grecia
sin Homero, pero tampoco Homero sin Grecia. La poesía es la fundadora de los arquetipos.
En nuestra América es donde la lucha mítica de la Poesía contra la Historia cuenta
con un martirologio más numeroso.
FM ¿Es posible afirmar que, de los
poetas surgidos en torno al Movimiento de Vanguardia, Martínez Rivas es el que más
se destaca actualmente en Nicaragua?
PAC Nicanor Parra, el chileno y Carlos
Martínez Rivas (con más poder poético) son los que abren los nuevos caminos de la
poesía post-nerudiana. Martínez Rivas es un peligroso nieto de Baudelaire que comete
un poema como un crimen perfecto. Desgraciadamente su hobby es tener al diablo encerrado en una botella.
FM En tus Notas críticas sobre
poetas nicaragüenses, te refieres a Joaquín Pasos como un precursor de la anti-poesía
de Nicanor Parra. ¿Podrías hablarnos algo a este respecto?
PAC Los principales componentes de
la Anti-poesía (nombre muy siglo XX pero poco afortunado) los anticipa o están en
germen, diez o quince años antes en la poesía de Joaquín Pasos: la desacralización
del “yo”, el uso de la fealdad y de lo prosaico, la burla seria, etcétera. Lo que
se acentúa luego en Parra y lo mismo en Martínez Rivas y en Cardenal, es el nivel
oscuro y kafkiano de esos elementos como reflejo de la condición desolada del hombre
después de la guerra y con la amenaza nuclear.
FM Una cuestión que, por inevitable,
se ha repetido siempre: no sólo tu poesía sino también la de todos los integrantes
del Movimiento de Vanguardia consiguió escapar de la fiebre política, del cáncer
de un patriotismo rancio, de un didactismo fútil e inexpresivo. Fundamentalmente,
¿a qué atribuirías ese hecho?
PAC Creo que el hecho de coincidir
la necesidad de crear una literatura nacional con la irresistible atracción cosmopolita
de las vanguardias: eso nos permitió un equilibrio entre la tentación de la caverna
y la lontananza. Añadiría otro gran peso en la balanza: a pesar de nuestros ataques
éramos herederos de Darío, de su lección anti-provinciana de Universalidad. Y otra
importante ayuda: la ironía, ese alejamiento del poeta del poema que permite el
humor. No en balde nuestra generación tuvo un genial maestro que cantó por todos
nosotros Drummond de Andrade: Chaplin!
FM ¿Por qué afirmas que “el americano
no puede expresar al indio que lleva adentro a no ser recorriendo la aventura lingüística
y onírica del Surrealismo”?
PAC Nuestro pasado occidental, Siglos
de Oro, Edad Media, Roma, Grecia, se nos comunica por la escritura. (Grecia nos
habla desde la raíz de nuestras palabras) El indio perdió ese puente. Tikal (nuestra
Atenas maya) es nuestra Atenas muda: no nos habla por lengua o escritura, sino,
como el amor, por silencios. El indio que llevamos dentro lo llevamos entre-dormido.
Se necesita un lenguaje onírico, un lenguaje cuyas asociaciones y metáforas se salten
lo racional, se salten el puente caído de la lengua y nos comunique con ese mundo
ab-origen que está todavía vivo.
FM ¿En qué sentido afirmas que Rubén
Darío es el único gran renacentista americano?
PAC No el único sino el último. El
broche de oro. Él termina y con él acaba la tradición renacentista con sus cánones
de belleza que identificaban belleza natural y belleza artística. Pero es también
quien coloca una carga de dinamita de “estética acrática” -de rebelión contra la
anquilosis mental, contra el cliché verbal y el “molde único”-, carga que vuela
el dique y abre las nuevas libertades: la inundación de todas las culturas y de
todos los cánones de belleza: las cinco muchachas de Les Demoiselles d’Avignon de Picasso: Egipto, Grecia, Roma, Asia, África.
La vanguardia es el resultado de esa inundación. Es la entrada violenta de lo “moderno”.
FM De tu poesía se ha dicho que
expresa lo que Darío dejó en silencio. ¿Concuerda con esto? ¿Consideras realmente
tan acentuada la influencia de Darío en tu obra poética?
PAC Me halaga, pero lo creo exagerado.
El silencio de un poeta es inefable. ¡Mucho más el de un Rubén Darío! Posiblemente
los poetas de América que le sucedieron no hemos hecho otra cosa que escribir lo
el soñó y no escribió. Darío, sin embargo, no influye en mí por contagio ni por
rechazo. (Yo sería incapaz de escribir “La Marcha Triunfal” de Ernesto Cardenal,
ni tampoco acercarme a Darío como Picasso a Velásquez, ni menos imitarle.) Influye
en mí como maestro: lo que trato de aprender de él es su oficio. El antidariismo
inicial de la vanguardia fue fecundo: nos permitió alejarnos de Rubén para no imitarlo,
pero sin perderlo de vista para poder continuarlo.
FM ¿Concordarías con el poeta y
crítico español José María Valverde cuando señala en tu poesía la existencia de
lo que él llama “americanismo cristiano”?
PAC También el americanismo de Vallejo
es profundamente cristiano, a pesar de que se afilió en el Partido Comunista. Luis
Alberto Cabrales, mi compañero de vanguardia lo llama: “un marxista transido de
Dios” y la caridad de Vallejo tiene expresiones solo comparables con las de San
Pablo. Pero sí: estoy de acuerdo con Valverde. Lo cristiano afecta a lo americano
suavemente, pero definitivamente. Le dá al hombre amor para la vida y esperanza
para la muerte. Pero sin beligerancia. Cada día más desnudos. La situación de un
cristiano ante un no-cristiano es la situación de un mendigo que dice a otro mendigo
dónde encontrar de comer. Un gran poeta católico de ustedes -Jorge de Lima- decía
en un poema que él tenía en sus dos manos las dos hermanas de Betania:
“la que escribe, la que trabaja, la que propaga la
palabra (Marta)
y la que silenciosa sostiene tu frente fatigada” (María)
Valverde me concede también esas dos manos: la americana que es la que escribe en lucha
con la Historia, la mano de la acción de la palabra contra el tiempo. Y la cristiana que es la que sostiene mi frente
en la contemplación.
FM Ya en 1959 usted hablaba de una
“épica desmitologizada”, como la gran meta de tu poesía. ¿La consideras totalmente
alcanzada? ¿Cantos de Cifar y del mar dulce y El tiburón serían sus
mejores ejemplos?
PAC Una de las maneras de abordar
el mito en nuestro tiempo es desmitificándolo. El mundo no puede subsistir sin mitos,
pero cada época crea sus propias atmósferas míticas que se gastan, como se gastan
las palabras y las monedas por el uso. Entonces hay que desnudar el Mito de sus
adherencias históricas: en Cantos de Cifar
yo quería dar con Ulises antes de Homero. El marinero que “le mete a su mujer el
cuento de los cerdos”. El marinero común y corriente de nuestro Gran Lago de Nicaragua.
Y devolverle a la épica su humildad primera. El tiburón no es fruto del mismo proceso. En mi luna de miel, bañándome
en el Gran Lago con mi esposa, nos atacó un tiburón del que logramos escapar, pero
pude ver sus ojos muy de cerca y me pareció que había descubierto la mirada del
Mal: un odio frío, la insensibilidad que parece inocencia de tan perversa; el ojo
de los torturadores y de los tiranos. El ojo con que nos mira, con demasiada frecuencia,
la Historia.
FM Ya has dicho que la gran lucha
del poeta, de la palabra del poeta, es contra el tiempo. Recuerdo que Borges siempre
refutó el tiempo, afirmando que los poemas resistirán más que las ciudades. ¿Acaso
te preocupa el futuro de lo que escribes?
PAC Me preocupa salir victorioso
de todas las muertes que me asedian como ser mortal. No tanto el futuro de aquello
que escribo sino el futuro de lo que viví o soñé cuando escribía. Ser poeta da derecho
a tener la nacionalidad del mundo futuro, cuando cese mi imaginación y comience
la de Dios. La poesía es la palabra que quiere alcanzar ese estado de resurrección:
no es el lenguaje original, como otros creen, sino el trans-final. Es el ensayo
de lo inefable.
FM ¿Podrías hablarnos de sus experiencias
editoriales con los Cuadernos del Taller San Lucas y El pez y la serpiente?
PAC Son dos tipos de revista completamente
distintos. Cuadernos del Taller San Lucas
se hicieron con un sentido de comunidad y colaboración, de taller, de “cofradía”
cuando estábamos jóvenes y todavía agrupados y movidos por el impulso del movimiento
de vanguardia. Fue una publicación hecha, se pude decir, a mano, con humilde sentido
artesanal. (Ernesto Cardenal se inspiró en esta obra o labor para sus talleres del
Ministerio de Cultura, pero no es lo mismo lo espontáneo de un grupo amigo, a lo
promovido burocráticamente por un Estado.) La revista El pez y la serpiente la fundé mucho tiempo después para que fuera el
órgano de la pujante producción literaria -como la nicaragüense- pero que sufrió
y sufre de grandes problemas editoriales. Pretendía que fuera una publicación que
alentara esa producción y la diera a conocer en el mundo. Ha sido como una antología
periódica del quehacer artístico y literario de mi país.
FM ¿Tendrías algo que agregar como
remate de nuestra conversación?
PAC En un artículo reciente en homenaje
a “Drummond de Andrade: gran poeta, gran amigo” escribí: A mis amigos poetas jóvenes
llevo años aconsejándolos: ¡ojo con Brasil!, nos andamos tal vez consumiendo la
curiosidad en lo francés, o inglés, o ruso mientras ignoramos la maestría cercana
de una gran literatura paralela a la nuestra y llena de invenciones. Se nos cansarán
los ojos y no encontraríamos fácilmente un par en el mundo para Drummond. (Pero
¿cuántas ediciones de su obra hay en español?) No perder a Europa es todavía importante
pero cuando en el vecindario nos dan su obra un Machado de Assis, un Guimarães Rosa,
un Drummond de Andrade, vale la pena adquirir el pasaje de la lengua portuguesa;
¡no es poco el mundo que pone a nuestro alcance!!
[1989]
PABLO
ANTONIO CUADRA (Nicarágua, 1912-2002)
Poemas nicaragüenses. Editorial Nascimento. Santiago. 1934. / El Jaguar y la luna. Editorial Artes Gráficas. Manágua. 1959. / Poesía
(Selección. 1929-1962). Ediciones Cultura Hispánica. Madrid. 1964. / Poesía escogida. Editorial
Universitaria. León. 1968. / Tierra que
habla. Editorial Universitaria Centroamericana. San José. 1974. / Esos rostros que asoman en la multitud.
Ediciones El Pez y la Serpiente. Manágua. 1976. / Cantos de Cifar y del mar dulce. Ediciones de la Academia
Nicaragüense de la Lengua. Manágua. 1979. / Siete
árboles contra el atardecer. Ediciones de la Presidencia de la República.
Caracas. 1980. / Obra poética completa
(7 vols.). Libro Libre. San José. 1983-89. / Poesía selecta. Fundación Biblioteca Ayacucho. Caracas. 1991.
[Escritura conquistada. Conversaciones con poetas de Latinoamérica. 2 tomos. Caracas: Fundación Editorial El Perro y La Rana. 2010.]
Nenhum comentário:
Postar um comentário